Crítica: Caïm i Abel

Nuestra opinión

Nota: 8.5  sobre 10

Caïm i Abel es una obra teatral de la compañía La Perla que dentro del festival Grec 2016 puede verse en un entorno inusual y sugerente como es la Biblioteca Nacional de Catalunya. La trama tiene mucho de tragedia griega y abarca temas como la fatalidad del destino, la circularidad de la vida en que todo vuelve,  la inmigración, la tierra, la familia, el desarraigo, la guerra y lo efímero de los momentos felices.

Nos contará la historia de tres generaciones profundamente marcadas por los hechos más significativos de su pasado, situados en un contexto histórico y geográfico muy diferente; usando como punto de partida el núcleo de una familia. La temática trata de la relación de ésta familia con un inmigrante ilegal que cambiará sus vidas. Se profundiza en el tema de la inmigración  y hay mucho discurso sobre ello, siendo uno de los ejes centrales del argumento, que peca de ambicioso y extenso.

Caïm i Abel, la nueva propuesta que LaPerla29 presenta en Barcelona

Caïm i Abel es una obra que nada tiene que ver con los famosos personajes bíblicos. Su duración fuertemente criticada por las redes sociales y blogs de opinión es cierto que es algo desproporcionada (están de moda las obras largas) La obra dura en total 3 horas, 15 minutos ( dos con un descanso y otra hora final de obra). He de alabar el guión de Marc Artigau y Queralt pues tiene una complejidad sobrecogedora y está lleno de momento significativos en que conjuntamente a la dramaturgia de los actores te despierta emociones intensas.

Este espectáculo tiene detalles muy buenos y momentos bellos en la representación de lazos familiares y afectivos entre los personajes que fluyen muy naturales y armónicos. Uno se encuentra inmerso en la intimidad de esa familia, en su cotidianidad, presenciando esos momentos en que lo más simple es a la vez lo más esencial de una vida:  el consejo de un padre, el apoyo incondicional de un hermano, los gestos de cariño, la risa… En éste sentido la obra es bella a más no poder.

Sin embargo no se ha conformado con ese excelente transmitir de emociones y como la vida misma tiene; la obra también tiene sus dramas, sus desgracias, su tragedia retorcida y novelesca. «Ambiciosa» sería la palabra que describe mejor esta obra de teatro en Barcelona. Es buena, pero se abarca demasiado, desencantando con su exceso de texto, de tiempo, de detalles.

Las buenas sensaciones de las primeras dos horas de  obra se me disiparon un poco y creo que a casi todo el público en la última parte de obra, la tercer hora después del descanso. Aquí el guión da un giro y se vuelve  algo parecido a una tragedia Griega, demasiado fatalista, sonidos ambientales violentos y exasperantes, asesinatos, suicidios, macabras casualidades en sucesos muy intrigantes y rebuscados pero excelentemente explicados e interpretados por los actores. Luego de dos maravillosas y satisfactorias  horas de obra, la tercer hora daba la sensación de alargarse ya demasiado.

El ritmo sentimental y entusiasta de la primer parte y con la actuación absolutamente magistral por parte del elenco que había dejado al público encantado, se fue desinflando como un globo hacia las vueltas de destino que el guión cobra en la última hora de la obra.

Soy partidaria de que el público se vaya álgido de entusiasmo en el mejor momento (como versa un dicho: que lo mejor se guarde para el final)  y no agotado y contracturado  (Me sumo a las quejas, es cierto que las butacas no eran cómodas para tres horas de espectáculo). De aquí el único fallo que encuentro a la obra, aunque gordo, es que pretende abarcar demasiado y se retuerce en un final de excesivas tragedias una seguida de otra que van generando cierta desazón en el espectador, y vuelven la trama «poco creíble».

En general, la obra me ha gustado. El guión, la puesta en escena, la iluminación y las actuaciones, todo está muy muy bien y la recomendaría sin duda, aunque se me haya hecho larga. Es un texto original muy trabajado, las actuaciones fantásticas, algunas más otras menos.

Destaco como lo mejor de la obra,  la actuación totalmente creíble y para hacer escuela de Luis Villanueva como padre de familia. Su personaje es positivo, irónico, bromista, bonachón, siempre protector, cómplice y de gustos sencillos. Villanueva borda a éste personaje llegando a lo más hondo del espectador con su dramaturgia. Se convierte fácilmente en tu persona favorita dentro de esta historia y en la ternura que resuma es inevitable recordar al propio padre.

La ambientación está con pocos elementos y la ayuda audiovisual, muy conseguida. Se aprovecha muy bien el suelo de tierra de la sala,  que por momentos los personajes estrujan con sus manos durante la obra. En una historia que tanto tiene que ver con la tierra justamente, es muy significativo. También hay en el montaje escenográfico un Olivo muy representativo,  que decora acertadamente  un paisaje que se sospecha y se crea con la mente.

El techo abovedado de piedra de la sala de teatro de la Biblioteca Nacional de Catalunya da a la obra un emplazamiento único y agradable que permite al espectador experimentar otras sensaciones que en un teatro convencional no tendría. Durante la obra anochece y amanece,  se recrean diferentes momentos y días y la sensación de tiempo y espacios está muy bien conseguida. El hilo temporal se trabaja a la perfección, lo que da mucha armonía ya que de algunos personajes,  será necesario el entender su pasado, de dónde vienen y por qué son cómo son.

 

Los personajes están muy trabajados. Hay más cerca de 15 personajes interpretados por los seis actores y en éste sentido se ha hecho un trabajo extraordinario de dramaturgia y desarrollo del personaje. Tal como en una buen libro uno valora y desea, todas sus personalidades están muy bien definidas, lo que nos ha encantado. Hay una gran empatía por parte del público con sus emociones. Algunas escenas misteriosas e inconexas de la  primer parte se explicarán y encajarán hacia el final, ésto hace que sigas la historia de la familia protagonista pero a la vez sabes que queda aún otra historia por contar,  con la cual conectarán en la última parte y todo quedará explicado. Excelente el trabajo de dirección.

La experiencia de ver Caïm i Abel me parece totalmente diferente a otras obras de teatro de la temporada, creo que hay muchos motivos de valor para verla y cuando sales de allí  tienes la sensación de haber visto varias obras de teatro por la cantidad de historias que se cuentan de esas vidas que como las cuerdas de una gran red se entrelazan en sus destinos y a pesar del rasgo general de «tragedia» que exhala la obra,  surge dentro de uno algo de lo más bonito: la rotunda consciencia y certeza de que la vida es efímera, de que los momentos más felices y atesorables a veces duran minutos pero nos alegran desde el recuerdo toda la vida.

LaPerla29 ésta vez nos hace sentir urgencia por amar, por ser feliz, por disfrutar y solo por este tesoro que siembran dentro del público con Caïm i Abel  podemos perdonar las 3 horas en incómoda silla. Nos llevamos mucho más que el recuerdo de un bonito entretenimiento. Surgen sentimientos, ansiedades, reflexiones. Sencillamente, buen teatro.

Escrita y dirigida por:  Marc Artigau y Queralt

Reparto:
Jordi Figueras
Berta Giraut
Clara De Ramon
Marc Rodríguez
Sergi Torrecilla
Lluís Villanueva

Escenografía: Sebastià Brosa y José Iglesias

Melisa Coloiera

Melisa Coloiera es una apasionada del mundo del arte y de la cultura. Colaboró en Espectáculos BCN acudiendo a obras de teatro y a musicales de Barcelona dando su perspectiva crítica y analítica.

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