Crítica: Dios, la comedia

Nuestra opinión

Nota 7 sobre 10

La existencia de Dios es un tema planteado por la humanidad desde los albores de su existencia. Ha sido tema clave en los discursos teológicos y filosóficos, y materia vertebradora de las múltiples religiones que se conocen. En la Sala Fénix del carrer Riereta de Barcelona, se “obró el milagro” de Dios, La Comedia.

En esta comedia-monólogo, interpretada y creada por Eugenia González La Rosa, podemos verla interpretar varios personajes, con un hilo conductor en común, en este caso, la búsqueda de Dios. No es una búsqueda religiosa, es una búsqueda ancestral y primitiva, fruto de las grandes preguntas que siempre se hizo la humanidad (¿quiénes somos?, ¿a dónde vamos?, ¿de dónde venimos?), que ni siquiera los avances de la ciencia en el siglo actual, han logrado responder.

En este desgranar de personajes cómicos, va a transcurrir la obra, desde una vecina de escalera, hasta una mujer primitiva o una científica con inteligencia de genio. Todo ello intercalado por mambos cantados a capela, por la misma protagonista. En un momento de la obra, se dice que Mambo significa la búsqueda de Dios. Es una palabra de origen africano, como la propia música a la que se refiere, y que fue adoptada por los esclavos que fueron trasladados a América desde los siglos XVII y XVIII y principalmente a Cuba. Un ritmo caliente y tropical que combina a la perfección con la pieza.

Como colofón final, la búsqueda de Dios, después de haber pasado por la religión, por la ciencia y por la pérdida de conciencia que supone la angustia existencial, se nos cuenta un cuento, el del ratón y la montaña. El ratón quiere llegar a lo alto de la montaña, pero no puede, porque es pequeño y aparentemente vulnerable. A lo largo del camino, el pequeño ratón irá encontrando otros animales, que le facilitarán la ascensión hasta la cima.

Esta fábula, magistralmente narrada, simboliza el camino espiritual, esa senda, que algunas personas recorren adentrándose en sí mismas, en su interior, hasta hallar a Dios.

Esta parte final, nos llegó a emocionar, ya que logra que el espectador, escuche la narración como si de un niño se tratase, embelesado por la magia del cuento y transportado a lugares mágicos.

Sin duda, Dios, La Comedia, es un pequeño y modesto milagro, que nos hará sonreír y pensar, sacando a relucir nuestro más tierno niño interior.

Ester M. González

Ester M González es una apasionada del mundo del arte y de la cultura. Nacida en Barcelona, actualmente trabaja como pintora abstracta y realiza exposiciones en diferentes galerías de arte de la ciudad condal. Apasionada de la danza y de las artes escénicas, tiene una visión crítica y muy completa de la agenda cultural de la ciudad condal.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *