Crítica de Melisa Coloiera
Nota: 6 sobre 10
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El Lago de los Cisnes presentado por el Ballet Nacional de Cuba llega al Teatro Tívoli de Barcelona. Después de la temporada de verano de ballet en nuestra ciudad y el paso por los teatros del Ballet de Moscú y también del inglés interpretando también El lago de los Cisnes, cabría esperar que con 65 años de experiencia que tiene el Ballet Nacional de Cuba ésta función fuera cuanto menos equiparable o aun más deslumbrante, pero no fue así. Quizá había en el ambiente general y dado el despliegue mediático unas altas espectativas.
Lo que encontramos en este espectáculo de Barcelona nos desconcertó un poco en tres puntos importantes:
- El vestuario era muy pobre, no gozaba de deslumbrante glamour y no diferenciaba a los personajes principales ni les destacaba; optaron por un atuendo más folklórico que el que habitualmente vemos en éste tipo de representaciones. Lo peor el Villano, un hechicero muy tristemente caracterizado en plumaje gris que apenas destacó en la obra y que no supieron explotar.
- En segundo lugar la iluminación nos dejó desconcertados, no había focos alternando siguiendo el movimiento de los protagonistas, un trabajo de iluminación muy pobre y básico, zonas que quedaban en penumbra , no se generó movimiento y énfasis durante las coreografías que potenciara el baile. Si hasta aquí podría haberse hecho bastante más solo con una buena iluminación y un vestuario más rico y atractivo, ya en tema de baile meramente; también quedamos algo desconcertados.
- Las dos piezas centrales de la obra el príncipe Sigfrido que apenas si bailó y se paseaba con su ballesta, y la princesa Odile que no nos pareció destacar como una primera bailarina de un ballet nacional, hicieron un papel lento y pausado. Una coreografía mucho más sencilla de lo que en otras funciones del mismo espectáculo de ballet apreciamos.
Además, tampoco ayudó el hacer pausas y tantos descansos, la gente sabía muy bien en qué momento debía aplaudir y en cual no. Había aplausos sueltos o se iniciaban para morir avergonzados. El manejo de las pausas y tiempos no era tan apreciable o evidente para el público; aquí un fallo de dirección importante.
En conjunto general, las piezas de El lago de los Cisnes del Ballet Nacional de Cuba no encajaban, no había una armonía durante la obra. Fue un espectáculo de ballet sencillo, bonito pero algo insípido y que no estuvo a la altura de lo que cabría esperar del famoso Ballet Nacional de Cuba. En nuestra opinión, se podría mejorar ampliamente este espectáculo. Faltaron colores, luces, riqueza de vestuario, énfasis en los protagonistas principales, aprovechamiento del papel del villano, coreografías algo más elaboradas y sobre todo ritmo y evidencia de cuando es un descanso, cuando toca aplaudir y cuando no hay que forzar el aplauso.
Si habéis visto otras representaciones de El Lago de los Cisnes en Barcelona o en cualquier otra ciudad entenderéis que una pieza tantos años llevada a cabo por diferentes companías debiera ir a mejores y nunca a peor, por lo que el sentimiento en general ha sido de desconcierto, los hemos visto mejores.
España. Madrid, 2015.
Anette Delgado una Sublime Bailarina.
La Actualidad Española
Ballet Nacional de Cuba .
Por: Mario Pasa Dávalos.
Haciendo referencia a las actuales primeras figuras femeninas dentro de “El Ballet Nacional de Cuba” e internacionales, y a lo que significa el arte del ballet dentro de lo que es realmente el universo de la danza, desde un punto de vista técnico y fidedigno, es Anette Delgado una digna integrante de dicha institución, y una resplandeciente artista.
Toda bailarina sobresaliente ha de esforzarse en una disciplina inicial, para transfigurarse en un dotado instrumento, con el objetivo de confeccionar fantasía y belleza, es absolutamente indispensable un fuerte tesón, unido a una férrea conducta, si desea convertirse en una estrella del ballet, esto constituye la regla obligatoria de todo gran artista, ese es el principio de la perfección, solo así se adquiere la difícil técnica, a la que cabe considerar la gran portadora del posible brillante futuro, únicamente de esta forma se consigue la anhelada carrera. Una primera bailarina más que ninguna otra, está en la obligación de conocer la función de los pasos y su objetivo a conseguir, sí no quiere caer con facilidad en batallar en el callejón sin salida de mostrar lo mal hecho, la bailarina mal guiada puede transformarse en una criatura artificial repleta de vicios y manierismos, con la frívola y fútil intención de solo agradar al público, el básico cimiento de la técnica es indispensable, nadie osa discutir su imperiosa necesidad, sólo lo hará el excéntrico e inexperto, aún así, fracasará estrepitosamente por talento que tenga si no la posee. A veces por debilidad y mimó o para complacer al público, se crea en él artista un vicio que agrede soberanamente a la limpia danza clásica.
El modesto y maravilloso trabajo de Anette Delgado, conllevó a que escribiera este minucioso artículo como demostración a sus valiosas ejecuciones, su danza gravita en una cadena de extraordinarios y excitantes personajes, que con justeza trataré de exponer con precisión. Primero refirámonos a “Giselle”, como ha sido titulada en Europa, La Delgado es la absoluta heredera del bordado personaje que antaño fuese propiedad de esa DIVA única e inimitable que es Madame Alonso, erigiendo cuando lo interpreta un impresionante efecto visual sobre el público, que invariablemente la contempla entre conmovido y extasiado, su auténtica sinceridad es realmente abrumadora, la correcta posición de su cuerpo durante toda la obra, unida a sus perfectos equilibrios, hace que ostente una asombrosa limpieza técnica, su tiempo prolongado encima de la puntas es una alusión a la poesía, infaliblemente siempre muy alejada de cualquier incorrecta colocación; el ballet es un arte sublime repleto de belleza, con una precisa, tradicional y concebida técnica, algo que Anette demuestra milimétricamente en todas sus actuaciones, trasmitiendo con sistematicidad al auditorio mensajes con resultados insólitos, no obstante, lo mejor se obtiene cuando la apreciamos alejada en la búsqueda del abaratado espectáculo circense, algo muy habitual hoy en día.
Asimismo no puedo dejar de hacer referencia a su sublimes Odette-Odile, las cuáles he presenciado en varias oportunidades en España. En mi opinión existe una enorme diferencia entre moverte encima de un escenario, a la de efectuar una virtuosa coreografía como las instituidas por Alicia Alonso, con las posiciones, estilos adecuados y las precisas exigencias a que corresponde la época, perfiladas desde el comienzo de la obra hasta su terminación, así sucede con el desempeño de Anette durante la interpretación de “El lago de los cisnes”; ejemplo de esto son los dos pas de deux en el segundo y tercer acto, ambos ejecutados de forma soberbia, observarla respetando religiosamente semejante caballo de batalla, acompañada de un atento partenaire, es una delicia, jamás acude al facilismo de violar las pautas adecuadas que exige la tradición y el clasicismo con el objetivo de conquistar ponderaciones, cuando asistes al teatro en la actualidad, en la mayoría de los casos, las nuevas generaciones de bailarines crean una absoluta sumisión al fácil cumplido, siendo este su único objetivo, esto produce en el espectador la sensación de carencia profesional, como si percibieses danzar a alguien amateur. La Srta. Delgado durante sus impecables momentos nos proporciona la lección que el gran ballet sigue vivo.
La última “Bella Durmiente” que presencie, fue filmada por un amigo asistente durante el transcurso del Festival de Ballet en La Habana, consistió en la nueva y magnífica versión de Alicia de esa joya con música del inmortal Tchaikovski, habituado estoy a observar por el mundo a diferentes compañías en esta obra; una vez más me topé con Anette como la protagonista de la princesa Aurora, como merito a exaltar diré, que fue una noche en mi casa de Valencia, rodeado de especialistas de la prensa, sin exceptuar a nadie, todos resultaron extasiados con la puesta y con Anette, a quien consideraron ideal para el rol por su candidez y dulzura. Si reflexionamos, su baile está caracterizado por un excelente buen gusto, durante la proyección hogareña, obtenida de forma pirata, notamos que fue aclamada delirantemente por el público, resultando imposible criticar el más mínimo detalle, admiré profusamente sus pirouettes, saltos y bellas extensiones, de sobra es conocido que la escuela cubana de ballet posee sus propias características, es Anette una máxima exponente de ella; algunos versados manifiestan continuamente, valorando como virtud a exaltar, que una adecuada ejecución de Aurora, con apropiado sentido dramático y coreográfico, es la consagración de una bailarina. Sin la menor duda, “El Ballet Nacional de Cuba” junto a Anette cumplen dicha profecía. Muy excitante la puesta, deslumbrante su princesa ¡FELICIDADES ALICIA!
Como decimos en España, sé de buena tinta, que gracias a un gobierno consecuente y a Alicia Alonso, es que las figuras jóvenes han podido desplegar una esplendente carrera dentro del B.N.C, quizás parezca parcializado y chovinista al escribir solo sobre mi preferida, no ignoro que hay dentro de la institución excelentes valores a exaltar, prometo referirme a ellos en otra oportunidad, pero en esta ocasión, prefiero hacerlo con emoción y justeza, sobre la nueva gran bailarina de Cuba que es Anette Delgado.
Por David Hernández.
El Ballet Nacional de Cuba ha regresado a los madrileños Teatros del Canal con el que se considera el ballet clásico más fastuoso de todos los tiempos ‘El lago de los cisnes’. La magnitud de su éxito se debe a la destreza que su coreografía exige a los bailarines y a la música de Tchaikovsky.
La obra narra la historia del príncipe Siegfried, quien, en busca de la mujer ideal, ve en la figura del cisne la suavidad y el encanto femenino, quedando locamente enamorado. Sin embargo, el cisne no es más que la transfiguración de una bella princesa encantada.
Alicia Alonso sintetiza la obra en tres actos y un epílogo en un montaje sólido y muy delicado, repleto de pulcras y fulgentes variaciones. Muestra una iconografía viviente y asombrosa de los cisnes, con unas bailarinas que los encarnan en consonancia cuasi militar.
En el primer acto, destaca François Llorente dando vida al bufón, que hace de nexo entre diferentes escenas. El bailarín se muestra vivaz y con mucha garra. En la danza española, la pareja formada por Jessie Domínguez y Alejandro Silva están pujantes e irresistibles. Pero la actuación más descollante la encontramos en Anette Delgado en el tercer acto. Su interpretación de Odile es majestuosa. Sus fouettés dobles y a tempo, durante la función de la noche del sábado, fueron ovacionados por un público que rompía el protocolo para engrandecer aún más a la bailarina. Segura y brillante, convierte al público en cómplice de la traición. También merece ser mencionado Dani Hernández en el papel de Siegfried, con una técnica depurada y refinada y gran elevación en el salto.
Ojalá en todos los montajes lo único negativo fueran el vestuario y la escenografía, como es el caso. Por suerte, gracias a la calidad de los intérpretes, los trajes de Francis Montesinos pasan desapercibidos.
Al decir de la crítica del periódico “El Mundo, Julia Martin”……
La compañía cubana es un «caso único en la historia de la danza», y
subrayó que Anette Delgado. Resplandeciente, segura y con una soberbia técnica, clavando en el sitio unos fouettés dobles y ‘a tempo’……
“En El País, Roger Salas”………
Otro ejemplo de una tradición cubana, es que primeras figuras
interpreten la breve pero intensa danza española del tercer acto, en
esta función la asumieron Anette Delgado y Dani Hernández con un
resultado arrollador, vistoso y chispeante.»
“De El lago de los cisnes, el sitio allegramag.info” apunta:
Pero la actuación más descollante la encontramos en Anette Delgado en el
tercer acto. Su interpretación de Odile es majestuosa. Sus fouettés
dobles y a tempo, fueron ovacionados por un público que rompía el
protocolo para engrandecer aún más a la bailarina. Segura y radiante,
convierte al público en cómplice de la traición…..
Con el título “La increíble sintonía de los cisnes fuera de su lago”. El periódico La Vanguardia significa que……. «Parece que el Tívoli le ha cogido gusto al aplauso y la platea en pie […] En esta primera función Anette Delgado y Dani Hernández fueron el cisne (blanco y
negro) y el príncipe respectivamente, admirables cabezas de serie de una compañía
fantástica, sin ningún tipo de fisura……
“El Ballet Nacional de Cuba dice adiós por todo lo alto con Don Quijote”……
Por Eduardo López-Collazo, 13 octubre 2015.
El Ballet Nacional de Cuba se despide de la escena madrileña con otro clásico: Don Quijote. ……Para la ocasión, el BNC escogió con gran atino a la primera bailarina Anette Delgado para interpretar a Kitri, mientras que Basilio cayó sobre los hombros de Dani Hernández. Lo primero a destacar fue la gran compenetración de los protagonistas que más que bailar, parecían gozar de todo lo que ocurría en escena. Cual adolecentes enamorados, los guiños se sucedían en cada frase coreográfica haciendo mucho más disfrutable la danza. Mientras tanto, su sincronía rayaba en lo matemático. Delgado, consolidada como una auténtica diva, espectacular y segura, mostró un dominio técnico de altura en cada pirouette y, sin dejarse arrastrar por la demostración excesiva de sus cualidades físicas, logró arrancar aplausos y vítores con sus balances contenidos y a tempo. …….
Publicación Brachtrack.
“Si en el segundo acto Anette Delgado estuvo correcta y medida, su Cisne Negro bordó la perfección”
Crítica hecha desde Teatros del Canal, Madrid el 16 septiembre 2015
Ed. López-Collazo.
En Cuba, la danza clásica es tan popular como el fútbol en otras latitudes. ……….
……… Anette Delgado, la estrella de la compañía, aplaudida al aparecer, convenció en forma rotunda con una actuación contenida a la par que cuidadosa…….Su Odette, Cisne Blanco, mostró la fragilidad del personaje y el dominio de la técnica. Memorable fue la suavidad con la que desarrolló la esperada diagonal, así como el port de bras que identifica la dramática conversión en cisne marcando el final del acto…….Con el anuncio de «alguien» no invitado, aparece la Odille, o el Cisne Negro, interpretada por la misma bailarina que asume el rol del Odette. Si en el segundo acto Anette Delgado estuvo correcta y medida, su Cisne Negro bordó la perfección. Delgado se transformó en una seductora profesional sin descuidar ni un sólo detalle coreográfico. Sus fouettés fueron elegantes y virtuosos, mientras que su vaquita, ese emblemático sello de Alonso, arrebató aplausos y bravos al público asistente………. La función, cerró el telón con brillo y técnica. El teatro en pie rindió un merecido homenaje a la culpable de todo aquello……
Pegar en un medio, artículos de opinión de otros medios para contradecir una opinión que no nos ha gustado, es de muy mal gusto, falto de ética y de una mente muy intransigente que no acepta la crítica, la libre expresión y no tiene respeto por la misma. Hay que defender nuestras creencias con los propios argumentos basados en la experiencia y no buscar en la realidad concordancias negándose a reconocer que la verdad no la posee nadie y que dicha verdad se construye con la realidad desde el universo particular de cada percepción. La crítica, sea compartida, aprobada , comprendida o no, nos guste o no, forma parte de un prisma empírico y sensorial particular que unido a los demás contruye una realidad global mucho más amplia de una cosa. Para llegar a la realidad más amplia y general de las cosas hay que saber aceptar todas esas realidades que se contruyen desde las personales. Quien se niega a esa aceptación, vive inmerso en la obsecación y no ve más allá de su percepción personal.