Crítica de Enrique Guarrotxena
NO HABRÁ PAZ PARA…EL PÚBLICO
“John” espectáculo de danza que ayer se estrenó en el Mercat de les Flors. Bien, ¿por dónde empezar? Brutal, espectacular, directo. ¿Crítica social? ¿Directo a nuestras conciencias? Desde luego se pueden decir muchas cosas pero no se puede negar, y es de agradecer, que el espectáculo que pudimos ver anoche es un retrato descarnado y descarado.
También original en su planteamiento, con aires cinematográficos. Incluso recuerda un poco a Trainspotting. No da tregua. Desde el principio al final, el espectáculo (recordemos que es de danza, por cierto, ¡qué calidad de bailarines!), es de altos quilates. La puesta en escena es muy buena, lo mismo que la necesaria coordinación de los bailarines, para que todo funcione como un reloj suizo. En ocasiones estos montaban auténticos cuadros, parecían maniquíes en un museo de cera. La manera de resolver muchas escenas me ha parecido propio de un genio. Sencillamente apabullante.
John es un espectáculo de danza que puede gustar con locura o bien que puede desagradar con la misma intensidad. Desde luego no creo que deje a nadie indiferente. Me dio la impresión que, debido a la manera de contar la historia, tan directa y tan intensa, en la parte final se hacía un poco larga. No porque no fuera interesante ni bueno lo que se veía, sino porque, sencillamente, el público queda extasiado, agotado ante tal derroche de energía.
Eso sí, enormemente satisfecho y con la sensación de estar viendo algo rompedor, ya solo en su planteamiento. Movimiento y palabra al servicio de una historia, con buenas dosis interpretativas de los bailarines, especialmente de Tailor Benjamin, aunque no era el único. ¡Chapeau!