Crítica: Morgadeces

Crítica de Melisa Coloiera

Nota: 8 sobre 10

Hemos asistido al espectáculo de Barcelona «Morgadeces» el reconocido monólogo de la cómica Ana Morgade que hacía su función en el Teatre Borrás de Barcelona.

Morgade tiene mucho carisma para su hilarante sentido del humor. No es sólo su guión preparado sino esa audacia e ingenio con que Morgade saca chiste del más mínimo desliz o accidente del público. Desde espectadores que entran a a sala tarde, mujeres que son incapaces de apagar el móvil o personas de risa a destiempo que causan como un eco en la platea. Su capacidad de interacción y rápido aprovechamiento de las situaciones espontáneas nos devela ese saber hacer que sólo se consigue con la experiencia.

Ana está cómoda sobre un escenario y eso se nota. Hace que uno se sienta a gusto y el tiempo del espectáculo transcurre charlando. Habla con nosotros sin cerrarse completamente a un guión y estando atenta a todo, por lo que el show gana en calidez aunque sí que nos pareció que el ritmo era excesivamente rápido. Propone en éstos tiempos de crisis y cuando la trayectoria profesional se ve accidentada, hacerse «asesor». Ésta es su fórmula mágica para salir del bache y triunfar, asesorar de lo que sea y dando igual que sepamos hacerlo o no. Así abre su show con un compinche sarcasmo socarrón por el que nos irá jalando en una serie de sandeces inconexas con el único objetivo de hacernos desternillar de risa.

Nos preguntábamos en un mundo de monólogos liderado por comediantes masculinos cómo Morgade hace para mantenerse siempre ahí con su público fiel y una sala bien llena. Descubrimos que ella, al humor, le aplica una visión femenina. Con espontaneidad y naturalidad vuelca toda su experiencia como mujer sobre ésta tierra y como actriz para contar anécdotas saltando de un tema a otro a velocidad de vértigo. Es un monólogo de humor ameno, cercano y divertido aunque se nos hizo demasiado veloz y quedamos desconcertados por la ausencia de hilo conector entre una ocurrencia, un chiste y el siguiente.

En el show Morgadeces no se salvaron de su crítica mordaz ni Ángela Merkel, ni los Rolling Stones, las señoras que hablan a sus perros cual si fuesen bebés, ni la mismísima virgen María en una parodia del milagro de la concepción bíblico que a más de uno le hacía saltar lágrimas de los ojos. A la showgirl no le importa hacer ridículo, ni despeinarse, ni parecer bonita. Le da lo mismo hablar de políticos, de ángeles o de sus partes íntimas a las que define como «París» , porque de allí vienen los niños. Un variopinto popurrí de temas con su estilo tan particular.

Su estilo es tan personal que inmediatamente uno sabrá si su humor nos provoca. Como el nombre de su show expresa en «Morgadeces«, su personalidad está impresa. Ana Morgade hace sus «Morgadeces» arriba de un escenario con matices intimistas y una comunicación muy cercana a su público. Un no parar de reír y cuando nos vamos, días despues, aun se dibuja Morgade con sus gafas negras en nuestra mente. Una especie de entrañable caricatura parlanchina que ha sido grato conocer y que volveríamos a reconocer en cualquier parte. Su impronta se nota.

En este espectáculo de Barcelona encontramos el tipo de humor que fideliza y crea seguidores pero del que no se pueden sacar ni charlas ni reflexiones posteriores, el nivel intelectual de los chistes está por mucho definido muy bien como «sandeces». Pero éstas sandeces cumplen su objetivo de hacerle a uno reír, así es Morgadeces.


Elia Tabuenca

Elia Tabuenca, filóloga hispánica y periodista digital especializada en cultura y viajes. Lleva más de 8 años dedicada al sector y es una apasionada del teatro, de la literatura, de la música y de los viajes por todo el mundo. Ver mi Linkedin

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