Por Ester M González
Nota: 9 sobre 10
El Rey Ricardo III, es la obra más larga de Shakespeare después de Hamlet, y es uno de sus dramas históricos más relevantes. Shakespeare nos describe a Ricardo III como un perturbado, deforme físicamente (Ricardo III, tuvo escoliosis de niño, por lo cual tenía una leve cojera), aunque científicos ingleses han demostrado recientemente, gracias al hallazgo de sus restos en 2012, que no era el personaje deforme y jorobado que describió. ¿Qué es lo que lleva a Shakespeare, a convertir un personaje histórico como Ricardo III, en paradigma de la hipocresía y la traición, haciéndole culpable de llevar a su país a una guerra civil entre las dos familias pretendientes al trono inglés?
La clave para entender está deliberada exageración histórica, es el analfabetismo de la mayoría del público de Shakespeare, es por ello, que sus obras históricas eran una manera muy didáctica de enseñar la Historia, fomentar el patriotismo, así como de crear un clima de rechazo al peligro que representaba para Inglaterra una guerra civil.
La obra de teatro Només Ricard que se puede ver en La Vilella hace una muy buena descripción psicológica del personaje de Ricardo III creado por Shakespeare. Esta obra nos detalla como uno a uno, el personaje de Ricardo se irá librando de sus enemigos, asesinándolos, y casándose con la esposa de su opositor recién asesinado, urdiendo rocambolescas tramas para llegar a ser elegido como nuevo rey de Inglaterra. Sus asesinatos siempre quedarán ocultos e impunes, mostrándose a sus súbditos como un caballero piadoso, humilde y sin ninguna maldad, pero siendo en realidad todo lo contrario a lo que la gente piensa de él.
En esta original versión, un solo actor, (Xavier Torra), se encarga de dar vida al terrible monarca, mientras que el resto de personajes son representados por él mismo, pero utilizando solamente gestos y sonidos, sin tan solo articular una palabra. El escenario está desnudo y es de color negro. El actor comenzará por hacer un cuadrilátero en el suelo con una cinta adhesiva de color blanco, a modo de ring de boxeo. Ese será el escenario, en el que el actor entra en una especie de trance y se convierte en el personaje de Ricardo. Al salir del cuadrilátero saldrá momentáneamente del personaje, lo que da un toque de modernidad a la clásica representación de la obra.
La pieza está representada con la ayuda eficaz y destacada de la iluminación que crea unos efectos especiales, que enfatizarán el drama. Destacan a su vez, los efectos de sonido que emularán el campo de batalla y la corte de Ricardo. La única pieza de atrezzo es un cajón de color blanco, que hará de mobiliario, de tambor, de torre de Londres y de tumba, alternativamente.
La danza es otra de las claves de esta versión, el movimiento que el actor incorpora al personaje, le da al drama una visión contemporánea y ecléctica. El maquillaje y el vestuario, nos resultan bastante acertados, y son igualmente minimalistas. El actor viste de negro riguroso, con un jersey cuello de cisne, tejano negro con manchas rojas (emulando sangre) y botas de tipo militar. Él mismo, en el momento de la coronación real se maquillará la cara con una cruz roja de sangre, gesto que aportará un dramatismo extraordinario al momento.
Nos ha gustado el maquiavelismo gestual del actor Xavier Torra, los diferentes tonos de voz que emplea para representar la hipocresía del despiadado monarca. Nos ha gustado la original manera en que se introduce en el personaje, emulando una posesión por parte del espíritu del rey Ricardo III sobre su propio cuerpo. De igual manera, nos ha gustado también, por original y transgresora, la ausencia deliberada de los otros personajes del drama, que solamente son esbozados por el mismo actor mediante el uso de mímica y sonidos.
En Només Ricard se deja solo al personaje del rey Ricardo III, aislándole de los otros personajes, y así enfatizando su patetismo y locura, se muestra a un Ricardo III desnudo, como arquetipo del ser vil y deforme que nos trasladó Shakespeare, paradigma de la crueldad y falsedad más absoluta.
La única nota negativa que podríamos destacar, es la incomodidad de la Sala La Vilella, una sala relativamente joven (lleva dos años en la escena barcelonesa), situada en el barrio de Poble Sec, en la que los asientos son gradas que no disponen de respaldo, y ello se hace notar en obras de cierta duración como ésta.
ES POSIBLE QUE SI LOS GRANDES DEL ESPECTACULO TEATRAL TUVIERAN O QUISIERAN O LES IMPORTARA OOOOO EL TRABAJO QUE HACEN ESTOS JOVENES NUEVOS GRANDES ACTORES I LES PUSIERAN LAS COSAS MAS FACILES ROMPIENDO EL CIRCULO CERRADO I DE PURAS INFLUENCIAS ,NO TENDRIAN QUE ACTUAR EN TEATROS SIN BUTACAS I PODRIAMOS DESCANSAR LA ESPALDA . COMO HE LEIDO EN SU CRONICA I EN OTRAS DE LOS POCOS QUE SE HAN DIGNADO EN IR AL TEATRO LA VILELLA . GRACIAS
vi este extraordinario espectaculo no porto. Xavier torra é um grandissimo actor, muito para alem do concebivel.antes de se ver, mas o espectaculo tem direcçao, assistente de direcçao, tecnico de som e iluminaçao. nao deveriam ser referidos na critica?