Crítica: El curiós incident del gos a mitjanit

Nuestra opinión

Nota: 9 sobre 10

Si la novela ya es todo un prodigio, la adaptación que Julio Manrique hace de «El curiós incident del gos a mitjanit» es una obra de arte. La distribución del espacio escénico, los efectos de sonido en directo, el ritmo vertiginoso (sobre todo de la primera parte) y, cómo no, la actuación, ENORME actuación, de todos los actores pero especialmente de Pol López que hace un trabajo que logra poner en pie a todo el Teatre Lliure, que se dice pronto.

«El curiós incident del gos a mitjanit» parte de la novela de Mark Haddon que se convirtió en todo un éxito de la literatura al meter al lector en la mente de un niño autista. El reto con el que se topaba Manrique era difícil, muy difícil, pero lo cierto es que lo supera con nota.

«El curiós incident del gos a mitjanit», una obra que vuelve a emocionar en el Lliure

La sencillez del atrezzo llama la atención desde el primer momento. Estamos en un momento teatral en el que parece que la moda minimalista sea sinónimo de «todo vale». Pero no es así. Muchas veces nos encontramos con propuesta tan vacías y simples que no llegan a convencer. Lo que Manrique propone en «El curiós incident del gos a mitjanit» no es minimalista pero sí que es sencillo y, sobre todo, útil: todos los elementos que se encuentran en la escena son capaces de transformarse en múltiples objetos y espacios fáciles de imaginar por el espectador.

Una fila de pizarras se convierten en la calle de un vecindario inglés, una mesa sirve a la vez de mesa para comer, escritorio de la profesora y hasta cama. Esa forma de aprovechar los elementos escénicos de una forma sencilla, pero brillante, hacen que esta obra rezuma originalidad y creatividad por todos los costados.

Pero, evidentemente, esto no es lo único que hacen que esta obra de teatro de Barcelona sea todo un acierto. Pol López. Él es otro de los grandes motivos que hacen que esta pieza adquiera vida propia. En ningún momento se pierde al personaje, ni siquiera en los cambios de escena, en los oscuros, ni siquiera al final de la obra, tras los aplausos. El joven Christopher está delante de nuestros ojos desde el principio hasta el final y, lo mejor de todo, es que le entendemos.

La genialidad de Haddon de adentrarnos en la mente del joven mediante las palabras y la imaginación es cogida por Manrique que, no solo consigue que comprendamos a este personaje, sino que sintamos en nuestra propia piel el agobio de la sociedad, del ruido, el miedo a lo desconocido… Entendemos su profunda inteligencia y su incompatibilidad en este mundo en el que las palabras no significan lo que realmente dicen y en el que las personas mienten.

Y todo esto es, en parte, conseguido por el gran trabajo actoral que nos encontramos en esta producción. Ya hemos hablado de la actuación de Pol López al que podríamos estar horas y más horas alabando por su enorme talento pero, ahora, vamos a hablar también de todos los demás que consiguen hacer que esta historia funcione a la perfección. Por un lado tenemos a Iván Benet, el padre, un hombre paciente, lleno de amor por su hijo y con una vida un tanto complicada de vivir y sobrevivir; por otro tenemos a Marta Marco, la profesora y narradora de la obra que actúa como coprotagonista de Christopher, un personaje totalmente acertado para poder entender de forma más profunda la mentalidad del joven. Estos dos fueron los que, junto a Pol López, brillaron con luz propia.

La primera parte de este espectáculo de Barcelona es apoteósica: el ritmo trepidante, la historia que te atrapa desde el principio y que va enredándose a medida que pasan los minutos… Emocionante. Sales a tomar el aire con el corazón lleno de nervios y pasión. La segunda parte, sin embargo, decae un poco. Es la parte del «cierre», se tiene que contar qué sucede después y, para ello, se usan algunos recursos que aceleran mucho la trama y que llegan incluso a agobiar. Sobre todo, el momento de Londres, este reencuentro es muy esperado por el público y se explica de un modo superficial y rápido.

Pero entendemos que si se tuviera que tomar el mismo tiempo para resolver la historia que para presentarla, «El curiós incident del gos a mitjanit» quizás hubiera durado más de 4 horas, por tanto, se entiende perfectamente ese cambio de ritmo más acelerado que encontramos en la segunda parte.

Realmente Julio Manrique se corona con la adaptación teatral de esta novela al lograr crear una pieza en la que la actuación, la disposición escénica, el juego de luces y sonidos y Pol López (sí, queremos nombrarlo aparte) son exquisitos. Chapó.

Elia Tabuenca

Elia Tabuenca, filóloga hispánica y periodista digital especializada en cultura y viajes. Lleva más de 8 años dedicada al sector y es una apasionada del teatro, de la literatura, de la música y de los viajes por todo el mundo. Ver mi Linkedin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *