Nota 7 sobre 10
Bajo una nube de humo, que invade todo el espacio de la Sala Hiroshima de Barcelona, así aparecen en escena, las dos bailarinas Ohiana Altube y Clara Tena, interpretando tres coreografías diferentes en formato de solo y en formato de dúo.
Bajo la dirección de Beatriz Fernández, cofundadora del colectivo Las Santas y codirectora artística de La Poderosa, espacio de creación e investigación escénica en Barcelona.
En Este lugar entre Prethink and Free Action los movimientos son mecánicos, aunque no repetitivos
Apoyadas por música a veces estridente y a veces retro-pop, el espectáculo está servido. En primer lugar tenemos una interpretación casi gimnástica (las dos van calzadas con sendas bambas), visceral y agresiva. Los movimientos son mecánicos, aunque no repetitivos, pero la agresividad es latente en el primer solo.
En el segundo solo, volvemos a tener movimientos bruscos, que pareciera que quisieran romper una pared, o incluso romperse a sí mismos, son igualmente mecánicos, pero quizás menos agresivos.
La música se convierte en cómplice
En la última parte, en el dúo, podemos ver una lucha entre las dos bailarinas, una rivalidad entre ambas, que se verá resuelta mediante un tira y afloja. La música, se convierte en cómplice, mediante el sonido de una tormenta marina, que amenaza con la destrucción de ambas.
Un naufragio, que no se produce. Rivalidad y reflejo aparente, ya que la coreografía final, va a ser un reflejo en diferido de una respecto de la otra.
Como colofón, de nuevo el humo, va invadir por completo la sala envolviendo a los espectadores en una espesa niebla, en la que apenas se distinguen los movimientos de las bailarinas, pero sí el chirrido de las bambas sobre el escenario, cual cancha de deporte. En esa espesa niebla se diluyen para finalizar, cada una por su lado.
Nos gustó especialmente la coreografía con música rusa, nos trasladó al sentido del deporte propio de los países del este, tan marcial, tan disciplinado. Un gusto para los sentidos.