La Pedrera: The origins

Nuestra opinión

Por Laia Sanjuan

La Pedrera, visita guiada nocturna y espectáculo audiovisual en la azotea más bonita de Barcelona

La Pedrera es la última de las casas privadas que hizo Gaudí. Fue edificada entre 1906 y 1912 a petición de la familia Milà, una de las más ricas de la ciudad. En esa época, la ciudad se empezó a expandir más allá de los límites de la zona medieval, oscura, húmeda e insalubre, y Gaudí tuvo el privilegio de poder construir una de las fincas más bonitas, espaciosas y luminosas de Paseo de Gracia, el eje principal de la nueva Barcelona.

Revolucionaria a nivel estético, a nivel arquitectónico -no está construida con paredes maestras sino utilizando columnas- e incluso a nivel tecnológico, puesto que el ascensor original fue el segundo ascensor de la ciudad, la Casa Milà no estuvo exenta de polémica. Debido al intenso ruido que se producía al cortar los bloques de piedra que la conforman, se la empezó a llamar «la Pedrera (la cantera) y mucha gente consideró que no era adecuada a los cánones estéticos del momento. Los periódicos se burlaron de ella y la familia Milà no quedó muy contenta con la que ahora es una de las fincas más apreciadas de Barcelona y ha sido declarada Bien Cultural del Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Antes de entrar, puedes gozar de la espectacular fachada, que es como es un acantilado ondulado, con balcones de hierro forjado, cada uno distinto, que Gaudí compuso reciclando restos de metal. Luego subes por las escaleras, que vienen a ser una playa, y en la última planta, que es como el interior de una ballena gigante, hay una exposición que explica el imaginario creativo de nuestro arquitecto más universal, incluyendo los muebles ergonómicos que él mismo diseñó.

La visita guiada es amena, las vistas desde la azotea son increíbles y el espectáculo multimedia es tan ecléctico que seguro que hay trozos que te gustan y otros que te emocionan del todo. En la parte final, se proyectan motivos gaudinianos sobre las esculturas y es curioso ver los mosaicos de colores intensos que le caracterizan moviéndose de forma impredecible por el tejado.

En este edificio emblemático, Gaudí explora al máximo sus posibilidades creativas y las une a su habitual sentido práctico y su habilidad por hacer atractivo lo funcional. El artista catalán más conocido decoró la azotea del edificio con 6 esculturas que representan una especie de monstruos y que acogen en su interior las escaleras del edificio. A su vez, las chimeneas tienen forma de guerreros. Es en este paraje sugerente dónde música e imagen se confabulan para realzar aún más la belleza arquitectónica del lugar.

La proyección de vídeo sobre las superficies de formas irregulares y curvilíneas no deja de sorprenderte. Hay momentos para todos los gustos, escenas de flores, árboles y peces y escenas abstractas de colores vivos y colores suaves, todo sincronizado con una música que te transporta a un campo de batalla medieval, que es en realidad lo que quiso representar Gaudí en la parte alta del edificio.

Desde el momento en que cruzas la preciosa puerta de entrada hasta la copa de cava del final de la velada, disfrutarás del maravilloso mundo de fantasía que reproduce la bella sencillez de la naturaleza, emulando todo lo que es fractal, sensible, envolvente y definitivamente mágico.

Cómo llegar

  • Provença, 261 – 265. 08008, Barcelona.
  • Metro: línias 3 y 5, estación Diagonal.

Elia Tabuenca

Elia Tabuenca, filóloga hispánica y periodista digital especializada en cultura y viajes. Lleva más de 8 años dedicada al sector y es una apasionada del teatro, de la literatura, de la música y de los viajes por todo el mundo. Ver mi Linkedin

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