El Palau de la Música ha tenido el acierto de programar las tres últimas sinfonías de Mozart el día 21/6/2017, Día Internacional de la Música. Un programa que fue un regalo para el público asistente. Antes de empezar, el Palau informó al público de que no habría pausa entre las sinfonías, y solicitó que solamente se aplaudiera al final del concierto.
El público aplaudió a Le Concert des Nations cuando apareció en escena y aplaudió también a Jordi Savall. Éste, antes de empezar, recordó que no habría pausa entre las sinfonías, que se interpretaría todo el programa de forma seguida y pidió que se aplaudiera al final. Añadió que Sacha Guitry dijo de la música de Mozart que “el silencio que viene después de Mozart, todavía es Mozart” (When you listen to Mozart, the silence that follows is still Mozart).
La interpretación de las tres sinfonías, 39, 40 y 41, fue tan viva, tan fresca y excelente, que el público casi ni respiraba. Si el Palau hubiera querido organizar un Mannequin Challenge, lo habría bordado. El único movimiento visible era el de los abanicos, herramienta indispensable en esta ola de calor que estamos viviendo.
Con una breve pausa entre cada movimiento de cada sinfonía, y una pausa más larga entre sinfonía y sinfonía, el concierto se desarrolló de forma suave. Ni la rotura de una cuerda de violín empañó una interpretación brillante. Las dos horas largas de Mozart pasaron como un suspiro… un suspiro que se alargó con un bis del Minueto de la sinfonía 41. Un regalo extra para un público entregado que aplaudió a rabiar a Jordi Savall y a Le Concert des Nations.
El Palau de la Música sabe cómo festejar el Día Internacional de la Música. Jordi Savall y Le Concert des Nations son una gran elección para esta efemérides.