Nota: 6.5 sobre 10
La compañía Teatrebrik nos presenta «Macbeth», una adaptación de esta clásico de Shakespeare representado con una estética sorprendente y muy llamativa. Sobre el escenario, en lugar de encontrarnos con un ambiente victoriano y clásico, nos encontramos con personajes cubiertos con máscaras de gas que recrean un mundo post-apocalíptico.
En este entorno es donde se representa «Macbeth», una de las historias más conocidas de Shakespeare y que nos muestra los límites a los que nos puede llevar la propia ambición humana. ¿Seríamos capaces de todo para conseguir la gloria?, ¿hacia dónde somos capaces de llegar para cumplir nuestros propósitos?
La adaptación de Macbeth en La Seca
Una historia deshumanizada y donde la tragedia se lleva al máximo nivel es lo que nos presentó Shakespeare con «Macbeth» y que ahora la cía Teatrebrik nos presenta en el escenario de La Seca.
Lo cierto es que, en esta versión, nos encontramos con una estética sorprendente y muy original. Que los mercenarios vayan ataviados con máscaras de gas nos parece un gran acierto, igual que los tonos predominantes en la vestimenta de los personajes. Le dan un aire más moderno y actual, la trama se viste del color que tienen las tragedias del siglo XXI.
Una puesta en escena muy acertada
De «Macbeth» en La Seca también nos quedamos con la puesta en escena. Juegan con pocos elementos escénicos pero, aunque sean pocos, el resultado es muy impactante. La instalación de ventiladores le da un toque más apocalíptico a algunas escenas e interpretaciones.
Además, el juego de luces es también muy acertado. De hecho, todos estos elementos consiguen vestir al máximo esta obra de teatro y darle un toque muy llamativo y espectacular.
Las interpretaciones son un poco flojas
Sin embargo, en el Macbeth que hemos podido ver en La Seca nos encontramos con unas interpretaciones que no están a la altura del montaje. En general, todo en esta obra está bien pensado y diseñado, por tanto, el trabajo del director ha sido muy acertado: las luces, el vestuario, la disposición de los elementos, incluso la sorprendente actuación musical. Todo ello es original y encaja a la perfección.
Pero las interpretaciones le restan calidad a la obra. Unas actuaciones que, en general, no transmiten esa energía, esa desesperación y esa locura que necesitan los personajes de esta obra para actuar como lo hacen. Íngrid Calpe es la actriz que más nos ha sobrecogido aunque, muchas veces, la dicción le fallaba y hacía que nos perdiéramos en su actuación.
Los demás, defienden sus papeles. Pero simplemente eso: los defienden. Y para una tragedia como Macbeth se necesita que los actores se dejen la piel en el escenario, se desvivan por sus acometidos y, sobre todo, que Macbeth sea apoteósico y que refleje esa ambición venenosa que puede hacernos cometer los actos más deshumanizados. Y esto no lo vemos en el escenario de La Seca.
En general, en «Macbeth» de La Seca nos encontramos con una obra bien concebida, bien diseñada y con buena presentación pero a la que le falla la intensidad, la energía, en definitiva la tragedia shakespeariana.