Nota: 9 de 10
Del 13 al 30 de junio podremos disfrutar en el Teatre Lliure de Gràcia de «Mundo Obrero». Una obra dirigida por Alberto San Juan, quien también actúa en ella junto con Luis Bermejo, Lola Botello y Pilar Gómez. Una obra análisis de la historia de España en torno a la lucha obrera, llena de risas, emociones y música de Santiago Auserón en directo.
Un repaso por los grandes acontecimientos marxistas que sucedieron en España, siempre a través de la mano de una pareja de enamorados que emigran a Barcelona desde sus respectivos pueblos en el campo, se conocen en la escuela con 10 años y siguen queriéndose en el tiempo y en la lucha obrera, hasta llegar a nuestra actualidad. Siempre con humor, siempre con mucho sentimiento.
Mundo obrero, una obra que nos recuerda cosas que nunca deben olvidarse
Historia siempre fue una de mis asignaturas favoritas, recordar lo que ha ocurrido nos ayuda a entender el presente e incluso, en cierta manera, el futuro que vendrá. Con mi joven edad, hay muchas cosas que me son fáciles de olvidar o, de más bien, pasar por alto. Esta obra me hizo recordar todo aquello que familiares de generaciones atrás nos han ido contando, aquellas cosas que no llegamos a vivir en nuestras propias carnes pero que pasaron, y no hace tanto.
Alberto San Juan nos lleva, de alguna forma, en una especie de nave que viaja por el tiempo para recordarnos a todos aquello que a veces es probable que se nos olvide: la lucha obrera, la conquista de nuestros derechos como trabajadores y la represión y asesinatos que sufrieron nuestros bisabuelos, abuelos o padres durante la etapa franquista. Para escribir un buen futuro necesitamos tener muy claro el pasado.
Escenografía llena de música, voces, baile y arte
Algo tan pesado como es la historia de un país, donde tantas cosas ocurrieron y tan llenas de matices, es importante conseguir que el espectador capte lo que se le está contando sin aburrirse o sin hacerse un lío con tantos hechos históricos, sobretodo en una obra que manda tantos mensajes, y que mejor que acercarse a todos nosotros a través de la música para contarnos todo lo que ocurrió.
Los actores de «Mundo obrero», con su magnífico desparpajo, cantan, bailan y tocan instrumentos durante toda la función. Las letras de las canciones nos hablan también de hechos históricos, y es una buena forma de que se haga más ameno y de que sigamos el hilo de lo que ocurre. Además, la emoción que aporta la música ayuda a empatizar muchísimo más con los personajes y con lo que nos están explicando.
También cabe destacar, los cambios de vestuario que se llevan a cabo, ya que ayudan a situarte y ponerte en contexto para entender mejor la época de la que nos están hablando, lo que está pasando… Tan solo son cuatro actores y llegan a interpretar cada uno de ellos varios personajes, muy distintos entre sí e incluso con diferentes acentos y vestuarios, por lo que ese cambio de ropa y de adornos, ayuda mucho al espectador a que no se pierda por el camino.
El único fallo: la duración de la obra
Si no he puesto el 10 a «Mundo obrero» es, simplemente porque en ocasiones se podía hacer un poco larga. Son muchas las cosas que nos cuentan, y aunque lo hacen de una forma muy amena a través del espectáculo, no deja de ser historia lo que se está tratando y la historia está llena de acontecimientos que hay que narrar para entenderla.
Entre tantas cosas que pasan, al final es inevitable que la obra se haga un punto larga, pero sin duda merece la pena esperar para llegar al desenlace, por mucho que pueda hacerse algo pesada en algún momento de la función.
La llegada a la generación actual: un gran final ¿utópico o probable?
Entre risas, los intérpretes nos presentan la generación actual, nuestro contexto, que bien es para reírse o ponerse a llorar. Este momento fue de mis preferidos, la gente se sentía completamente cómplice de la obra y la participación de los actores con el público (que ya había existido durante toda la función) se vio acentuada en este momento, donde todos nos sentimos profundamente representados por lo que nos estaban contando.
El desenlace es increíble, para una obra magnífica que pretende lanzar un mensaje crítico muy claro hacia muchos ámbitos que nos rodean y hacia esferas públicas en concreto, un mensaje que nos llega claro a todos sin ofender a nadie, con mucha elegancia y arte, entre risas y un público que se levantó, unido por nuestra historia y nuestras miserias, a aplaudir por el teatro y la lucha de la clase obrera.