Nota 9 sobre 10
Con el título de un poema de Sor Juana Inés de la Cruz, comienza en el Mercat de les Flors de Barcelona la última aventura de María Pagés, Óyeme con los Ojos. Junto a su marido, el Arbi el Harti, autor de la dramaturgia de sus espectáculos, ha seleccionado varios versos de Tagore, de Fray Luis de León, de José Agustín Goytisolo, de Rumi, de Ibn Arabi y del propio el Arbi el Harti, que forman el esqueleto dramático de la propuesta.
En el escenario María Pagés, como única bailaora, junto a seis excelentes músicos que irán desgranando una a una, todas las escenas creadas por la bailarina y coreógrafa sevillana. El flamenco, ese arte ancestral y eterno, se despliega en todo su esplendor, cante y baile se unen para formar una sola entidad, que se presenta ante el público, sin estridencias, con calma o con rabia, pero siempre natural. María con sus brazos, nos ofrece todo un festival de movimientos y de sentimientos, a la par que, con el repiqueteo del zapateado, nos transmite su fuerza y su pasión por el baile.
Flamenco, arte y pasión en Óyeme con los ojos con María Pagés
Con su bata de cola roja y girando sobre sí misma, María nos transporta al baile de los derviches turcos, con un ritmo hipnótico, que roza lo espiritual. El repiqueteo de las castañuelas, nos lleva a su Sevilla natal, a los patios y a las flores. El aleteo de sus brazos, nos trae al presente, a la danza contemporánea, a la creatividad moderna. Con el movimiento de su vestido negro transparente, juega a seducirnos, a envolvernos con su misterio y con su sombra. Es un constante remolino de emociones las que se experimentan, de la pasión a la tristeza y de la alegría a la angustia de la soledad.
Destaca el toque de humor que añade a mitad del espectáculo, con un tango flamenco muy divertido, en el que los músicos hacen un divertido pasacalle sobre el escenario. De ahí, a recitar un poema de José Agustín Goytisolo, que conmueve intensamente al público. Nos logran emocionar, a su vez, los músicos que la acompañan: el guitarrista Rubén Levaniegos, el violonchelista Sergio Menem, el violinista David Móñiz, y los cantaores Ana Ramón y Juan de Mairena.
La iluminación, a cargo de Pau Fullana, es espectacular, y funciona a modo de escenografía, destacando el movimiento de la artista sobre el escenario, la textura transparente y etérea de su vestuario, (creado por la propia María), poniendo en relieve lo fundamental y llenado el escenario de sombras y de misterio, así como de puertas de luz que se abren y se cierran.
María Pagés, artista formada en la compañía de Antonio Gades, emociona en Óyeme con los ojos y logra envolver al público del Mercat de les Flors, en una obra de gran trabajo en equipo, donde se nos muestra tal y como ella entiende el arte del flamenco, de una manera intuitiva, con coraje, con trabajo y entregada en cuerpo y alma.