Nota: 8,5 sobre 10
Tras la puerta están ellos dos, dispuestos a mostrarnos pedacitos de otras vidas con el mayor cariño del mundo. La puesta en escena es sencilla un hombre y una mujer, unas cuantas cajas de cartón, una mesa y dos sillas. Ambos dos se enfrentan a diversas realidades que observamos como voyeurs desde pocos metros del escenario. En una ocasión son hermanos, en otra son matrimonio, en otra son novios o incluso niños pequeños.
¿Qué clase de hombre o mujer querías ser cuando eras pequeño? ¿Qué te gustaría haber sido? Sergio Sánchez y Majo Cordonet, dramaturga y directora, nos sitúan en el Teatro Llantiol ante la posibilidad de haber elegido una vida completamente diferente.
Una obra de teatro en el Llantiol sorprendente y reflexiva
El Llantiol es un pequeño teatro en el que antiguamente se solían realizar espectáculos de magia. Una sala encantadora, oscura, íntima, con unas cuantas mesas y una barra en un rincón, donde poder pedir cualquier bebida y olvidar la incomodidad que pueden provocar las sillas de plástico. Así pues, una servidora y una coca cola como compañera nos sentamos en primera fila con la intención de no perder detalle. La cuarta pared se rompe, se introducen la función y con gran agilidad empieza la historia de lo que ellos mismo describen con la siguiente frase «lo que somos, lo que fuimos y lo que podríamos haber sido».
Mucha verdad es lo que vemos entre los dos personajes de esta obra de teatro, se entienden, se escuchan, se aprecian, han hecho un buen trabajo. Tras la puerta, ellos dos es una pieza muy personal, tratada con mucho mimo. Varias historias cotidianas de vidas muy diferentes donde solo están los dos actores y a veces la presencia de un niño o niña en una habitación. La historia llena de matices, me hizo difícil seguir tomándome mi refresco por miedo a retirar mis ojos de la representación y perderme algún detalle o incluso hacer un mínimo ruido que pudiese romper la atmósfera y el ritmo del relato.
El cambio entre escenas es tan natural que se muestra ante el público. No hay nada que esconder, están jugando y se enfrentan al público que los observa, mientras tanto los actores no pierden su esencia sino que se mantienen en la historia y nos introducen a través del estado de los personajes un par de pinceladas de lo que la siguiente escena nos mostrará. Aunque eso sí, lo peor fue tener que afinar el oído, un requisito imprescindible para poder entender la conversación en su totalidad, ya que en ocasiones a causa de la intimidad que implica el texto la voz podía llegar a transformarse en un susurro.
Un bonito detalle son las fotografías de la infancia que el público puede traer y que completan la historia de Sergio y Majo. Si vas a verlos, no te olvides de traerla y dárselas antes de empezar la obra de teatro, bien seguro te llevas una grata sorpresa. Tras la puerta estamos nosotros, estás tú, a punto de entrar en otro hogar, en otras relaciones, en otra vida.
Maravilloso comentario por el contenido, el ritmo y todo lo que contiene de veracidad, del todo cierto, sobre los actores y las «verdades» que van describiendo sin perder nunca el ritmo vibrante. Magnífica obra que nos mete de lleno en verdades, a veces olvidadas, y que deben de ser revisadas por grandes actores, Majo Cordonet, ella y Sergio Sánchez, él, como es este el caso. Magnífica crítica que subrayo. Felicidades.