Malditos tacones llega al Teatre Goya, con la dirección de Magüi Mira y la interpretación de dos actrices de bandera: Olivia Molina y Luisa Martín. Un texto escrito por Ignacio Amestoy que nos presenta a dos mujeres empoderadas, fuertes y decididas que tienen un pasado en común…
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ToggleMalditos tacones, dos mujeres que sobreviven en un mundo lleno de opresión
Sobre el escenario nos encontramos a Olivia Molina (María) y Luisa Martín (Victoria), dos mujeres que, en principio, son desconocidas y que trabajan en el mismo sector: son abogadas economistas. Las dos tienen una larga trayectoria profesional a sus espaldas, se pueden considerar “triunfadoras” en la vida, pero hay traumas y secretos que ocultan bajo esa fachada fría y fuerte. Y ese secreto es el que les une.
María busca la respuesta a una pregunta, una pregunta que cambiará el significado de su vida de forma completa. Y Victoria se lo da, sin tapujos. A partir de entonces, surge una confrontación entre las dos mujeres, dos supervivientes que han resurgido de sus cenizas para poder vivir con dignidad y valentía.
Una tensión dramática muy bien construida
Desde el primer minuto de Malditos tacones, no podemos apartar la mirada del escenario. Las dudas se despiertan en nuestra mente: ¿qué está pasando?, ¿qué las une?, ¿por qué esa hostilidad? Y, a medida que avanza la obra, se van abriendo más “bombas” dramáticas que hacen que sea imposible perder la atención. Y esto es un gran logro en el teatro: la tensión está muy bien construida, bien hilvanada desde el primer minuto.
Las dos protagonistas tienen una gran fuerza escénica, cada una con su estilo, con su personalidad, pero con mucho carisma. Es un lujo verlas trabajar en directo y disfrutar de sus actuaciones. A destacar, sobre todo, a Luisa Martín que consigue crear a un personaje muy natural, duro y vulnerable al mismo tiempo.
Un texto un poco previsible y con exceso de drama
La historia engancha, tiene buen ritmo y el misterio está muy bien construido. Todo esto hace que estés pendiente en todo momento de lo que sucede en el escenario. Pero lo que sucede no me acabó de convencer… Los giros son bastante previsibles y se regodean en el drama más dramatico. Es muy fuerte lo que les pasa a las dos protagonistas y, además, hay algunos monólogos que hurgan aún más en esas situaciones tan fuertes, potenciando, aún más, ese drama.
Que la historia esté plagada de tantos momentos dramáticos hace que el mensaje que se quiere transmitir, el trasfondo feminista de la obra, quede diluido. La trama es demasiado fuerte como para poder entrever otro mensaje que no sea la propia historia. Si se analiza desde lejos, sí que se lee lo que se quiere comunicar, pero en el devenir de la obra no. Se acaba percibiendo como un drama familiar.
En definitiva, Malditos tacones es una obra con una buena tensión dramática, que mantiene el suspense en todo momento y que tiene a dos grandes actrices fuertes y carismáticas. Pero la historia es previsible y se regodea mucho en un tipo de drama que puede ser, incluso, un cliché.
- Lo que más me ha gustado: La tensión dramática que se crea desde el primer minuto.
- Lo que menos me ha gustado: Las escenas en las que se indaga, aún más, en situaciones muy fuertes y dramáticas. Demasiado.