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La obra de teatro L’assassí imprevist escrita por Francesc Marí y dirigida por Montse Bonet se estrenaba el pasado miércoles 17 de marzo en la pequeña Sala Fénix en el barrio del Raval. Estará en cartelera hasta el próximo 28 de marzo en sesiones de miércoles a domingo en sesión de 20 h. de la tarde.
L’assassí imprevist vuelve a la Sala Fènix
La obra gira entorno a un único personaje el Señor X, interpretado por Albert Requena. El protagonista es un notario, un hombre discreto, sensible, débil y dócil. Su vida parece que transcurre sin grandes novedades, una vida corriente sin grandes sobresaltos ni ningún motivación que le haga cambiar de actitud o de carácter por nada, ni por nadie.
Un día, contra todo pronostico, el destino se interpondrá en su camino y hará que su vida cambie por completo. Entrará en un espiral de conflictos que le pondrán en muchos compromisos, desde entonces. Le empezarán a suceder numerosas cosas que no podrá ni prever ni controlar. La situación será tan grave que la policía lo encerrará en la cárcel por unos motivos que el propio protagonista desconoce. Lo acusan de ser el principal sospechoso de unos asesinatos en casa de unos señores.
A partir de entonces, el señor X hará todo lo posible para tratar de demostrar su inocencia ante la policía. Todos los indicios hacen que sea prácticamente imposible que haya sido él el culpable, pero la policía sigue empeñada en seguir investigando ¿Podrá el señor X capaz de demostrar que es inocente?¿Quién será el verdadero culpable? o ¿será el culpable de toda la trama? ¿Por qué motivo lo hizo? Todas estas preguntas las veremos resueltas en la obra.
Puesta en escena de L’assassí imprevist
La escenografía quizá es de lo más friki en todo el espectáculo. Detalles como pequeñas figuras de coleccionista que nos trasladarán a nuestra infancia, cuando jugábamos con todo tipo de figuras, muñecos y accesorios. Aparte de esto, una simple cómoda de la que se ayudará el propio autor para interpretar varias de las escenas que suceden a lo largo de la obra y un taburete son los únicos elementos de los que se ayudará el protagonista para salir del paso.
La iluminación también es bastante escasa y en muchas ocasiones solo acompaña al actor y deja oscuro todo el resto del escenario. Que haya tan poca escenografía hace que el foco se centre únicamente en el protagonista. En el caso de que la escenografía hubiera sido más trabajada y elaborada, el resultado sería más potente con mayor interés y más atractivo.
Interpretación actoral
Albert Requena es el único actor que parece en escena. Él mismo es capaz de interpretar varios personajes a la vez con una muy buena caracterización y un excelente toque de humor que hace que los personajes sean más amenos. El actor consigue hacer atractivo cada uno de los personajes con la caracterización que aporta de cada uno de ellos. Sabe moverse por el escenario, gesticula mucho y hace muy buena caracterización de cada rol que tiene que interpretar. Destacamos también la incorporación de una app móvil en la que tomará mucho peso en el protagonista y hará reflexionar al propio personaje.
Su papel es de lo mejor que tiene toda la obra. Una actuación ágil, rápida, directa y amena. Quizá con tantos personajes, yo hubiera reducido a alguno de ellos o incorporar la participación de algún actor que hiciera de pareja actoral con Albert para darle más dinamismo a las secuencias.
El planteamiento del guión es original
El guión es otro de los puntos fuertes del espectáculo. El argumento que se plantea es bueno, tiene bastante fuerza. Aunque, quizá, hay cosas a mejorar, ya que el planteamiento es bueno, pero la ejecución, quizá no es la esperada. La expectación y los giros de guión están muy bien construidos, manteniendo la atención del público y consiguiendo momentos álgidos de humor en mucho rato.
El ritmo de la acción se ve influenciado por el desarrollo de los acontecimientos que van sucediendo a lo largo de toda la obra. Todo se va precipitando dando paso a un tono humorístico que se va a ir destapando a medida que avanza la trama.
L’assassí imprevist, es una comedia ágil, rápida y sencilla que a través del humor y la comedia nos plantea un debate sobre la legalidad y la ilegalidad, entre lo que es correcto y lo que no. A la vez, nos hace ver y distinguir entre todo lo que acepta la sociedad y lo que es realmente justo.
- Lo que más me ha gustado: La interpretación del actor.
- Lo que menos me ha gustado: La obra empieza muy potente, pero las expectativas generadas no se resuelven del todo y el final es muy precipitado.