10 de las mejores obras del modernismo en la literatura

10 de las mejores obras del modernismo en la literatura

El modernismo es un movimiento tanto literario como arquitectónico y demás, que se dio a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En literatura se caracteriza principalmente por el uso de un lenguaje refinado y una marcada estética en la métrica además de introducir temáticas nuevas en la lengua española como los problemas psíquicos, la vida urbana, el erotismo…

En este artículo de Espectáculos BCN hemos seleccionado 10 de las mejores obras del modernismo literario para que conozcas un poco más sobre su importancia. ¡Deseamos que te guste!

Obras del modernismo literario que tienes que leer

El movimiento se dio principalmente en lengua española y por tanto, los autores que mostramos a continuación son de España y de América Latina. El principal exponente y por el que empezaremos a hablar es Rubén Dario, por lo tanto, tal vez es el que más os venga a la mente pero sin embargo, hay muchísimos más nombres que os sorprenderán gratamente. ¡Vamos a verlo!

Azul – Rubén Darío

Probablemente Azul sea la obra más representativa del modernismo literario. Publicada en el año 1888 fue escrita por el autor durante su estancia en Chile. Es un libro de prosas y poemas con temáticas mitológicas y naturalistas, además, el color azul fue muy importante en el movimiento modernista (de igual forma que el símbolo de un cisne blanco) y muchos críticos señalan que el nombre de la obra fue escogido por este hecho. El escritor fue también periodista y diplomático, de ahí que en la obra aparezcan también reflexiones sobre la sociedad burguesa de la época.

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Platero y yo – Juan Ramón Jiménez

Platero y Yo es otra de las mejores obras del modernismo. Publicado en el año 1914, este poema en prosa le dio el impulso necesario al autor para ganar el Premio Nobel de Literatura en el 1956. 138 capítulos sobre la historia de un burro y su maestro contada desde una forma muy lírica y bella. La importancia de este libro reside en que supone la transición a un modernismo que busca una narrativa llena de emociones mucho más reales. Los capítulos no comparten necesariamente un orden cronológico, es más bien una especie de diario y hechos contados por el autor en relación a sus aventuras con Platero.

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Versos Libres – José Martí

Escritor y político de origen cubano del que se reconoce esta obra por una marcada estética de la sinceridad y la pasión. Las temáticas principales giran alrededor del arte poético, la libertad, las limitaciones humanas, la sinceridad… entre más. Comentan que no solo perteneció al movimiento modernista, sino que fue uno de los creadores y fundadores, la verdad es que su figura en este tema siempre ha estado en debate, pero jamás se niega que su figura contribuyó en gran medida a darle al modernismo muchísima más visibilidad y peso.

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El libro blanco – Delmira Agustini

Una de las pocas mujeres que consiguió hacerse hueco en la época dentro del movimiento modernista. La tónica general de su poesía era erótica, con imágenes llenas de belleza, creatividad y originalidad. Es una poeta con un lirismo especial y se dice de sus poemas que muestran un mundo un tanto sombrío y atormentado. Es, por desgracia, la que menos nos sonará, pues siendo mujer fue difícil crearse una figura sólida dentro del mundo literario, pero sin duda merece la pena descubrirla. En este otro artículo te descubrimos las mejores obras del Romanticismo literario.

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Cuentos Frágiles – Manuel Gutiérrez Nájera

En esta obra el autor recopila una serie de cuentos entre los que destacan: “La balada de año nuevo”, “La novela del tranvía”, “La mañana de San Juan”... El autor tiene un mundo propio muy característico y es que no solo fue escritor sino también cirujano y observador cronista. En México es muy valorado y se le considera el máximo exponente del modernismo literario de aquella zona. Escribió desde poesía a teatro y cuento, se le destaca bastante por sus poemas y relatos cortos. Sin duda, otra de las mejores obras del modernismo literario que hay que leer.

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El libro de versos – José Asunción Silva

Publicado por primera vez en el año 1923 por el escritor Colombiano José Asunción Silva, se recoge en el volumen parte del trabajo literario del autor que realizó durante 1891 y 1896. Las temáticas principales de la obra son: el amor y la melancolía. “Los Nocturnos” son probablemente los versos más conocidos y destacados del volumen.

El bachiller – Amado Nervo

En el año 1895, El bachiller fue la primera obra llevada a la imprenta por el autor y a la vez fue todo un punto de partida para su prolífica trayectoria literaria. En el texto se cuenta la historia de Felipe, un joven que decide entregarse a Dios estudiando Teología de forma muy disciplinada, hasta el punto en que su salud se ve afectada. La novela es corta y aparecen bastantes elementos místicos así como una marcada y profunda psicología de los personajes.

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Las montañas del oro – Leopoldo Lugones

Leopoldo Lugones fue un ensayista, novelista, dramaturgo, filólogo y mucho más, argentino y principal exponente del modernismo en su país. Su obra poética se considera como inaugural de la poesía moderna en lengua castellana. Primero en hacer uso del verso libre, la ficción estaba muy presente en todo lo que escribía y fue de los primeros en crear el microrrelato en su lengua. Las montañas del oro fue publicada en 1897 y aunque no hay demasiada información sobre la obra en cuestión, obtuvo bastante fama.

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Alma – Manuel Machado

Las obras de Manuel Machado han generado bastante controversia pues se unió claramente a la causa franquista y a menudo, a muchos lectores les es difícil ser imparciales con el libro. Sin embargo, Alma ha obtenido bastante buena crítica y es considerada de gran calidad. Su hermano, el conocido Antonio Machado, obtuvo más reconocimiento que él pero no se le asocia al movimiento modernista de la misma forma que a Manuel.

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Ídolos rotos – Manuel Díaz Rodríguez

Terminamos este listado de las mejores obras del modernismo para hablar de Ídolos rotos. Publicada en 1901, es considerada una de las novelas más pesimistas que se han escrito jamás en Venezuela. Se presenta la vida del lugar en su aspecto social, político y cultural con cierta dosis de derrotismo donde ninguna salvación se vislumbra al final. Alberto Soria es el personaje principal y el que intenta hacerse un hueco en el mundo del arte por muchos medios pero no lo consigue. Contiene 15 capítulos y es sencilla de leer.

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¿Quién es el escritor más importante del Modernismo?

El modernismo es un movimiento literario que se desarrolló en el siglo XX, y que tuvo lugar en diferentes países y en diferentes épocas, por lo que no es posible designar a un solo escritor como el más importante del modernismo. Sin embargo, algunos de los autores más destacados del modernismo son:

  • James Joyce, autor de “Ulises” y “Retrato del artista adolescente”.
  • Virginia Woolf, autora de “La señora Dalloway” y “Al faro”.
  • Franz Kafka, autor de “La metamorfosis” y “El proceso”.
  • T.S. Eliot, autor de “La tierra baldía” y “Los hombres huecos”.
  • Jorge Luis Borges, autor de “Ficciones” y “El Aleph”.
  • Marcel Proust, autor de “En busca del tiempo perdido”.
  • Pablo Neruda, autor de “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”.
  • Fernando Pessoa, autor de “Libro del desasosiego”.

Cada uno de estos autores es importante en el desarrollo del modernismo literario en sus respectivas culturas y lenguas, y su obra ha dejado una marca duradera en la literatura universal.

¿Cuál es la obra cumbre del Modernismo?

El modernismo fue un movimiento literario muy amplio y diverso que se desarrolló en diferentes países y épocas del siglo XX, por lo que no existe una única obra cumbre que represente todo el movimiento. Sin embargo, existen varias obras que son consideradas clásicos del modernismo y que representan algunos de los aspectos más importantes del movimiento.

Entre las obras más destacadas del modernismo podemos encontrar:

  • “Ulises” de James Joyce: esta novela, publicada en 1922, es una de las obras más influyentes del siglo XX. Es conocida por su innovadora técnica narrativa, su complejidad y su exploración profunda de la conciencia humana.
  • “La metamorfosis” de Franz Kafka: esta novela corta, publicada en 1915, es una obra clave del modernismo. Es conocida por su uso de la alegoría y su exploración de temas como la alienación, el aislamiento y la falta de comunicación.
  • “En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust: esta monumental obra, publicada entre 1913 y 1927, es una exploración detallada de la memoria, el tiempo y la sociedad francesa de la época. Es considerada una de las obras más importantes de la literatura francesa y del modernismo en general.
  • “La señora Dalloway” de Virginia Woolf: esta novela, publicada en 1925, es un ejemplo destacado del modernismo inglés. Es conocida por su técnica narrativa innovadora, su exploración de la conciencia humana y su crítica a la sociedad británica de la época.
  • “Ficciones” de Jorge Luis Borges: esta colección de cuentos, publicada en 1944, es una de las obras más importantes del modernismo latinoamericano. Es conocida por su exploración de temas como la realidad, el tiempo, la identidad y la literatura misma.

Cada una de estas obras representa una faceta importante del modernismo, y todas han tenido una influencia significativa en la literatura y la cultura del siglo XX y más allá.

Características del Modernismo

Como expresión literaria el Modernismo desarrolló algunas características que lo destacaron de otros estilos. Al ser una expresión esencialmente hispanoamericana, además, estuvo atravesada por ciertas condiciones políticas y sociales que marcaron su rumbo.

La poesía, la favorita

No fue el único género, pero si el predilecto de aquellos con un espíritu modernista. La poesía lograba conjurar varias de las otras características del movimiento (como la musicalidad y la innovación métrica) así que hacía más fácil la expresión del sentir del autor.

Expresión del malestar contra la sociedad burguesa

Las condiciones históricas del continente americano y europeo habían devenido en un rechazo visceral a la condición burguesa de casi toda la sociedad de la época. Los artistas habían empezado a renegar de los mecenazgos y subvenciones de las clases altas, tratando de alejarse de sus ediciones y correcciones políticas. Por otro lado, la libertad de poder construir discursos sin “líneas editoriales” les permitió desarrollar un nuevo sentimiento de dignidad.

Ruptura con lo tradicional/influencia clásica

El Modernismo presentaba algunas dicotomías interesantes como la necesidad de romper con los moldes técnicos predominantes versus al rescate de elementos de la cultura clásica, incluyendo los religiosos y mitológicos.

La ruptura definitiva e irreconciliable con el realismo les permitió introducirse en lo simbólico y referencial, pero presentado una nueva ambigüedad. La rebelde creatividad de lo simbólico y de las formas, se contraponía también a la tendencia cultista y extremadamente refinada de este estilo literario.

Reafirmación de independencia y del yo individual

El Modernismo, a pesar de haberse nutrido en esencia de las condiciones políticas e históricas en general no se animaba a volverse abanderado de causas políticas, a diferencia de, por ejemplo, el Romanticismo. El Modernismo, por el contrario, intentaba reinventar la imagen del poeta y del artista como un ser casi aristocráticamente superior.

La sociedad y lo burdo de la realidad son algunas de las cosas de las que huye el autor modernista, y por eso recurren a la reafirmación del yo individual más que a la construcción de un colectivo. Este “aislamiento” creativo fortaleció también la evasión de lo real y el refugio en mundos diferentes impulsado lo exótico y otros elementos más bien alejados del realismo.

La evasión y “el arte por el arte”

Las características anteriores terminan por justificar esta “evasión”. El artista modernista cree en la libertad creativa, y la independencia -financiera y paradigmática- del arte. Por tanto, la evasión se convierte en una válvula de escape y una forma de reafirmar sus convicciones.

El arte, entonces, es una especie de paraíso, un gusto, que carece de alguna otra funcionalidad social que no sea la expresiva. La creación artística no obedece a ninguna norma o necesidad ajena que no sea la del deleite propio o la propia apreciación estilística, lo cual llevaba al uso de lenguajes hipercultos, extranjerismos, y lenguaje poético acendrado.

Para los modernistas, igual que para algunos otros movimientos, la verdad es relativa y no existe una verdad total o satisfactoria. Por tanto, el individualismo es la única forma de conseguir “verdades”, tus propias verdades. Esta tendencia a la subjetividad termino por permear luego en el impresionismo, surrealismo y expresionismo, por ejemplo.

Temática exótica o cosmopolita extrema

Volviendo sobre el tema de la evasión, el exotismo se convirtió en uno de esos “paraísos artificiales” que dejaban a los artistas alejarse de la cruda y basta realidad. La literatura hispanohablante recupera el culto al orientalismo y se adentra en las tradiciones nórdicas o del lejano oriente. Este gusto por los autores exóticos y lo desconocido llevo a los autores latinoamericanos a descubrir sobre su culturas ajenas y lejanas, pero también sobre su propia de ascendencia literaria leyendo autores indígenas, lo cual desembocaría en la siguiente en una oleada de autores que recuperarían el acervo de sus respectivas regiones.

Por otro lado, lo cosmopolita vuelve a convertirse en una temática recurrente sobre todo la bohemia y el ambiente de la parís intelectual y artística.

Intimismo

La inspiración obtenida en los recónditos lugares de la intimidad del yo es un motivo de los modernistas. Paisajes melancólicos, la soledad del que se entiende diferente, o lo decadente del artista son algunos lugares comunes del Modernismo.

Lenguaje poético

Entre las características más visibles, el notable tono estilístico y poético de las construcciones escritas resalta a simple vista. No solo por ser, en su mayoría, del género poético, sino también por la forma en la que se construía la palabra dentro del texto. Cada palabra es estudiada extensamente por el autor para poder desarrollar todo su potencial en la oración. Y, no solo en cuanto al significado, si no también, en cuanto a sonoridad y ritmo.

El cultismo de la mano con alguna expresión extravagante o algo rimbombante definen el estilo de lo modernista, pero también eran elecciones funcionales para poder desarrollar estructuras de versificación nuevas o complejas. La adjetivación excesiva u ornamentación detallada de cada frase era viciosa en el Modernismo, y con ella podían exponer el preciosismo, darle ritmo y sonoridad o incluso cumplir con la promesa de sensorialidad que todos los modernistas tenían. Para cumplir con su cometido esteticista el Modernismo regularmente hizo uso de extranjerismos: anglicismos y galicismos; también, escogía conscientemente palabras del arcaísmo en la escritura.

Verso alejandrino y nuevos sonetos

La complejidad del contenido iba de la mano y servía mutuamente con el uso de versificación no típica de la época. Por ejemplo, el uso del verso alejandrino -con 14 silabas-, fue popularizado nuevamente por Rubén Darío. Estas métricas, igual que la de dodecasílaba, son especialmente difíciles de usa en el español por la acentuación. Pero, ayudándose justamente, de la cadencia de la enunciación Rubén Darío y los demás modernistas lograron constituirlo como una de las cimas sonoras de la poesía moderna.

Los modernistas actualizaron la estructura parnasiana y el orden clásico de los sonetos. Los modernistas usaron combinaciones novedosas en forma de ABAB:ABAB y ABBA:CDDC; las cuales rompían con el molde tradicional y permitían, al igual que los versos alejandrinos, imprimirle un ritmo más sonoro.

Musicalidad

Los poetas, y también los novelistas, impulsados de alguna forma por conceptos clásicos de sustancia y forma en la literatura, procuran innovar en la una y en la otra. En cuanto a contenido, los temas y las inspiraciones fueron disruptivas de lo que venía desarrollándose en español. Pero, en cuanto a forma no se limitaron tampoco. Las innovaciones métricas impulsaron una tendencia que luego se convertiría en norma en el español, la musicalidad.

Para lograr esta musicalidad deben ayudarse de muchos recursos literarios, entre ellos la aliteración, la repetición y la sinestesia. Las palabras podían ser vaciadas de su contenido para fungir expresamente como un valor sonoro dentro del verso. Y de alguna forma esta acción podía relacionarse con la perenne búsqueda por ampliar la sensorialidad de los modernistas.

Amor sexual

Aunque coincidió en algunos temas con el Romanticismo, el Modernismo observó uno de los tropos más importantes de la poesía “el amor” desde otro cariz. Los poetas modernistas destacaban el amor sexual, el erotismo y la sensualidad en su obra.

El lenguaje sirvió de vehículo para esto, y en algunos casos, la censura intervino pues las declaraciones explicitas – para el canon del momento-, espantaron a la crítica. Delmira Agustini o el argentino Eugenio Diaz Romero.

“Y yo también imprimiré en su boca
El beso de mi boca, no tan pura;
Y luego mi alma, delirante s’ loca
Penetrará en su basta selva obscura”

El Modernismo intentó siempre construir su legado estético sobre la sensorialidad, sobre la evocación de las sensaciones, por esto se vio muy involucrado con otras artes, por ejemplo, la visual. La écfrasis se convirtió en un recurso importante para evocar sensaciones y fue muy aprovechado para satisfacer el gusto de los modernistas por los símbolos y los tropos.

Breve historia del Modernismo

La Modernidad y el Modernismo pueden confundirse, pero, el Modernismo fue un género artístico que caracterizó la última parte del siglo XIX, y se considera únicamente influyente en la literatura hispanohablante. La Modernidad, por otro lado, es un periodo histórico que terminó con la Revolución Francesa.

El Modernismo como género literario surgió en las últimas décadas del siglo XIX, y algunos historiógrafos la creen terminada con la Segunda Guerra Mundial. Estas décadas, las últimas del siglo XIX y las primeras del XX, están caracterizadas por las sociedades recientemente emancipadas en América, apenas supervivientes de las luchas independentistas. Por su parte, la sociedad española estaba sumergida en una serie de cambios políticos y sociales que hacían temblar su identidad: caída del absolutismo, reordenamiento de las clases sociales, industrialización y modernización.

Además, las innovaciones en toda área del conocimiento humano trastocaban casi a diario la cotidianeidad: la electricidad, los medios de transporte masivos, el mundo sistematizado, y hasta la nueva metodología científica con Freud, la epistemología, la fenomenología, etc.

En esa Latinoamérica recientemente liberta, y en busca de su propia identidad, pero llena de una realidad dura, oscura y apocada, se regó el germen del Modernismo. Los escritores, latinoamericanos y del Modernismo europeo, buscaban aislarse de esa sociedad ardida y cargada, de una cotidianidad apocada y fea, creando castillos aislados llenos de belleza y elegancia.

El Modernismo como género es debatiblemente originario de Latinoamérica. La historia del arte lo considera el primer movimiento propiamente americano, otros creen que nació en Europa, pero tuvo mayor alcance y exponentes en la América del siglo XX. En cualquiera de los casos, es un género exclusivamente de los hispanohablantes. El Modernismo tomó características de varios de los géneros en boga del universo europeo: el simbolismo, el parnasismo, y algo del romanticismo.

Este movimiento no contó con un manifiesto o una enunciación propiamente dicho. Por el contrario, se desarrolló como una expresión del espíritu de una época, que seguía sus propios instintos y no reglas.

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