Crítica: En mitad de tanto fuego – Sala Beckett

Crítica: En mitad de tanto fuego - Sala Beckett

Alberto Conejero presenta en la Sala Beckett En mitad de tanto fuego, un monólogo dirigido por Xavier Albertí e interpretado por Rubén de Eguía que se basa en el personaje de Patroclo, el compañero incondicional de Aquiles que le aporta humanidad, amor y sentimiento a esta larga guerra que nunca tiene fin.

En mitad de tanto fuego, un texto precioso, poético y humano

La historia de Aquiles y la guerra de Troya desde una perspectiva humana y romántica. Esto es lo que nos propone Alberto Conejero con En mitad de tanto fuego, un texto precioso, rebosante de poesía y donde el ser humano muestra su lado más vulnerable en medio de tanto fuego, tanta sangre y tanta violencia.

Para ello, se ha centrado en un personaje secundario de la Ilíada, Patroclo, el compañero de Aquiles, su amante, el encargado de mostrarnos su faceta más humana y terrenal. Desde el más allá, Patroclo nos cuenta su historia de amor con Aquiles, sus vivencias antes de la guerra y su dolor. Porque, detrás de todos los Grandes Héroes, los grandes Defensores del Honor, se encuentra siempre lo mismo: a una persona vulnerable, con miedos, con emociones y con una vida que se juega cada día.

El texto de En mitad de tanto fuego escrito por Alberto Conejero es pura poesía. Es uno de esos textos que querrías comprar para leer y releer, deleitarte con su estilo y con su sensibilidad. Brillante.

Una historia de amor en la guerra

¿Se puede hacer una historia de amor en una guerra tan conocida, clásica y violenta como es la Guerra de Troya? Sí, se puede. Y En mitad de tanto fuego es un claro ejemplo de ello. Gracias a la voz de Patroclo podemos conocer toda la humanidad de Aquiles y, por ende, toda la humanidad que hay en cada una de las guerras. Con esta historia, se humaniza a todos los soldados y combatientes que participan en las batallas, una historia que puede ser la de todos: porque el amor forma parte de nuestra esencia humana.

El texto refleja la absurdidad de la guerra y ofrece un precioso y emotivo alegato a la vida. Porque la guerra es muerte. Aunque todo a su alrededor se tiña con grandes palabras como Héroe, Patria, Honor, todo ello no son más que eufemismos de lo que realmente es: muerte y ya.

Rubén de Eguía nos hipnotiza con su interpretación

En mitad de tanto fuego es un monólogo estático, pausado, casi minimalista. Los movimientos en el escenario apenas existen, elevar la mano, sentarse en una silla… Poca expresividad física, casi imperceptible. Y en otro contexto, esta apuesta podría ser perjudicial para la obra, pero aquí no. Y eso es gracias a la actuación de Rubén de Eguía que consigue atraparnos con su relato, con su interpretación contenida, pero repleta de dramatismo, de dolor y de amor.

No hace falta que grite, no hace falta que llore a cántaros, no hace falta que se mueva, solo hace falta que nos hable, que nos mire y conectamos con él, con su historia, con su tragedia y con la de todos.

Dirección arriesgada, pero funciona

Xavier Albertí ha dirigido En mitad de tanto fuego y ha apostado por una dirección contenida, por limitar las emociones y el movimiento, para focalizarse en el relato. Y es que el texto es brillante, el actor es brillante, por tanto, no hace falta nada más.

Además, me parece una opción muy acertada porque, ante el ruido y la magnitud de la guerra, se opta por mostrar la delicadeza del amor y del ser humano. La guerra ya es suficiente violenta, suficiente invasiva, así que esta obra de teatro se centra en presentar la vulnerabilidad y la humanidad que también hay en las guerras, aunque siempre queden eclipsadas por el ruido, la sangre y el fuego.

De todos modos, esta dirección es un tanto arriesgada porque no todo el público conectará con una pieza tan estática y minimalista. Para mí, fue un acierto total y, de hecho, gracias a esa contención pudimos disfrutar más del texto y de la interpretación.

En mitad de tanto fuego es una obra preciosa, una historia de amor en la guerra, una defensa de la vida y del ser humano ante la violencia que, a día de hoy, sigue arrasando nuestro planeta. Porque la Guerra de Troya todavía sigue actualmente, Troya sigue ardiendo y las personas seguimos muriendo en el nombre de la Patria, del Honor o del Heroísmo. Y qué pena. Qué gran y profunda pena.

  • Lo que más me ha gustado: El texto de Alberto Conejero. Poético, desgarrador, brillante.
  • Lo que menos me ha gustado: Encuentro arriesgada la propuesta estática. Pero a mí me encantó.

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Elia Tabuenca Elia Tabuenca, licenciada en Filología Hispánica por la UNED, con un máster en Periodismo Digital en ESNECA. Vivo en Barcelona y trabajo como periodista cultural. Soy dramaturga y directora de la compañía LetrasConVoz y Laberinto Producciones, me encanta el teatro, la literatura y la música. Llevo más de 10 años trabajando en el sector digital, compartiendo los lugares que más me gustan de Barcelona, así como ofreciendo críticas teatrales, crónicas de conciertos, opiniones de libros y cubriendo las noticias culturales de la ciudad. Tengo un podcast cultural en Spotify titulado "Rumbo a la Cultura" donde ofrezco información quincenal sobre los eventos culturales más destacados de la ciudad. Ver mi Linkedin

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