El teatro realista y sus características más destacadas

El teatro realista y sus características más destacadas

Amor, conflicto, promiscuidad, egoísmo, segregación social, abundancia, hambre, guerra, religión, rebeldía… Son apenas algunas nociones de la energía humana que, en su caótica naturaleza, han sido inspiración para los artistas, reyes y reinas de la subjetividad. Pero hubo quienes decidieron relatar de otro modo, fieles al hecho concreto e ineludible de lo cotidiano, trazando para siempre un giro en la historia.

En este artículo de Espectáculos BCN vamos a abordar las características del teatro realista más importantes para que conozcas en qué consiste este tipo de teatro tan importante para la historia de nuestra cultura. ¡Comenzamos!

El realismo, una corriente cultural que triunfó en la Europa del XIX

Existió una época en la que el teatro era un trampolín a la fantasía de cautivantes fatalidades, al ensueño de caballeros rescatando princesas, al esplendor de leyendas remotas y comedias con bufones grotescos; quizás aún hoy para una porción del inconsciente colectivo esa sea la mejor descripción de dramaturgia, pero lo cierto es que desde entonces ha habido transformaciones y períodos particulares, todos parte de una evolución indómita que continúa hasta la actualidad.

Ahora bien ¿cuál fue el ‘antes y después’? ¿Cómo se revolucionó el modo de interpretar la existencia? La respuesta es un concepto y con este la agitación de una nueva era: el realismo.

Características del teatro realista en España

Corría el año 1892 cuando Benito Pérez Galdós, oriundo de Las Palmas, presentaba Realidad en el Teatro de la Comedia de Madrid. Dicho estreno no pasaría desapercibido, pues se trataba de la puesta en escena de un matrimonio burgués en plena ruptura a causa de la infidelidad cometida por Augusta, mujer de grandes valores, hacia su marido Tomás, personaje más bien oscuro y desagradable.

Humanizar el teatro, poner la vida en escena, romper barreras y conseguir la armonía. Estas son algunas de las claves teatro realista, que surgió en la segunda mitad del siglo XIX e incorporó cambios que rompieron con lo establecido hasta la época y acercaron el teatro a lo que hoy entendemos como tal.

Aquí te descubrimos las principales características del teatro realista:

  • Lo que hace revolucionaria este tipo de representación es que plantea una nueva forma de entender el arte y para mostrarlo cambia las reglas del juego.
  • El lenguaje pierde la poesía para convertirse en un habla cotidiana como la que se podía escuchar en las casas y en las calles.
  • Se innova también en las temáticas elegidas, que son más mundanas y muestran la realidad de la época -ya sea al hablar de clases altas o bajas-.
  • Incorpora diferentes contrastes y refleja la personalidad de las personas comunes y, de esta manera, se acerca al público, que reconoce su vida encima del escenario.
  • Para conseguir este efecto también se producen cambios en la escena: el o la intérprete puede dar la espalda al público, se descarta el uso de bambalinas y telones, y el atrezzo y la decoración pasan a ser lo que se podría encontrar en una casa de la época, como también el vestuario.
  • La vida cotidiana, los errores inocentes o a sabiendas, las tentaciones y problemáticas de las relaciones eran materia prima fundamental para desarrollar las ideas en el teatro realista. El objetivo era contar al público algo que fuera cercano, palpable para la psiquis, priorizando un lenguaje coloquial por encima de los términos intelectuales.
  • La búsqueda y experimentación fue constante, desde escenarios con contrastes como campesinos y urbanos o la burguesía y la clase obrera, a la descripción detallada de la vida común y corriente de una persona que naufraga en abismos íntimos, mientras forma parte de una sociedad con males irremediables y placeres controversiales.
  • El teatro realista fue, ante todo, un espejo. Uno en el cual el público pudo mirarse luego de un pasado que no contemplaba su verdad, áspera e imperfecta, como una fuente de inspiración.
  • Los personajes no eran idealizados, entonces los actores y actrices no eran inalcanzables; de pronto el trampolín entre las butacas y el plató desapareció para convertirse en un puente.
  • La finalidad última fue comprenderse, identificarse, en lugar de elogiar a quienes no hablaban de lo que pasaba en el día a día.

En este sentido las palabras de Galdós quedan resonando en el aire y se vuelven testimonio de una necesidad, tan espontánea, que cambió el curso del espectáculo para siempre:

«Asusta pensar que acaso las admiraciones más sinceras que tenemos son las de las personas que no nos han comprendido».

A nivel interpretativo cambia la concepción de los intérpretes. Si antes se buscaba que brillasen de forma individual ahora se busca el equilibrio y la sintonía, dando paso a los grupos de actores. De esta manera, el factor psicológico gana un mayor peso en la construcción de los personajes.

Origen del teatro realista y obras más importantes

Ahora que ya conoces las características del teatro realista, vamos a descubrirte el origen de este subgénero. El teatro realista se enmarca en el movimiento del realismo, que empezó en Europa en la segunda mitad del siglo XIX. Esta corriente pretendía romper con algunas de las dinámicas fantasiosas de la ficción, ya sea literaria o teatral, que dominaban hasta el momento. Buscaba que las producciones se asemejasen el máximo posible a la realidad, como si de una fotografía se tratase.

Centrándonos en el teatro, la disciplina que nos ocupa, encontramos al innovador de esta nueva forma de entender la representación en el dramaturgo Henrik Ibsen. Ibsen creaba “la obra bien hecha”, aquella en la que todo cuadraba, que crecía dramáticamente de forma progresiva y que distribuía equilibradamente las fuerzas psicológicas. La cuna de los dramaturgos del movimiento fue el Teatro Libre de André Antoine, un espacio innovador que sirvió de escaparate a un teatro más humanizador, coherente y mundano.

El teatro realista como tal nació en Francia y se vio plasmado en diversas demostraciones artísticas, pero no fue hasta la segunda mitad del siglo XIX que el teatro empezó a experimentar este criterio, planteando una propuesta superadora al romanticismo y decretando un manifiesto de utilidad, es decir, la intención primordial de que las obras teatrales fueran útiles para la sociedad, ya sea para narrar comportamientos habituales y por ende brindar la posibilidad de discurrir sobre los mismos, como también crear testimonios de época cargados de sentido e ideales.

El padre del movimiento fue el noruego Henrik Ibsen, quien, luego de una importante trayectoria, decidió escribir sobre lo que sucedía en su tiempo, a pesar de la inmensa polémica que esto generaría, y gracias a ello es que nació Casa de muñecas (1879), drama mundialmente aclamado que cuenta la historia de Nora, mujer que luego de ser maltratada y juzgada en medio de una aparente felicidad, abandona el hogar donde vive con sus hijos y su esposo.

El desarrollo de este movimiento fue tal que en Rusia el paradigma cambió, pues de aquel lado del mundo también hubo quienes decidieron relatar de otro modo y lo hicieron tan bien que terminaron por convertirse en maestros universales. El Teatro de Arte de Moscú, fundado en 1897, fue la casa de obras teatrales como El jardín de los cerezos (1904), con Stanislavski en el elenco y escrita por Antón Chéjov, comedia que cuenta la historia de una familia aristócrata que enfrenta graves problemas financieros y que la única solución posible para salvarse es aceptar la propuesta de un comerciante, hijo de quienes habían sido sus sirvientes esclavos.

Estas paradojas e histrionismos eran muy diferentes al melodrama teatral clásico, aquí el desafío era adentrarse en la psicología profunda del público y establecer un patrón de naturalidad.

Autores del teatro realista en España

Entre algunos de los autores más reconocidos del género en España se encuentran José Echegaray y Manuel Tamayo y Baus, pero también hay muchos que han sido menos valorados como Adrià Gual, dramaturgo catalán oriundo de Barcelona, quien fundó el Teatre Íntim en 1898 en la ciudad condal y estrenó producciones propias y de otros escritores, con la premisa de renovar la tradición escénica estática de Catalunya.

Con esto ya hemos terminado este repaso a las características del teatro realista más destacadas. Igualmente, te dejamos aquí un vídeo que nos ha parecido muy interesante:

 

Elia Tabuenca Elia Tabuenca, licenciada en Filología Hispánica por la UNED, con un máster en Periodismo Digital en ESNECA. Vivo en Barcelona y trabajo como periodista cultural. Soy dramaturga y directora de la compañía LetrasConVoz y Laberinto Producciones, me encanta el teatro, la literatura y la música. Llevo más de 10 años trabajando en el sector digital, compartiendo los lugares que más me gustan de Barcelona, así como ofreciendo críticas teatrales, crónicas de conciertos, opiniones de libros y cubriendo las noticias culturales de la ciudad. Tengo un podcast cultural en Spotify titulado "Rumbo a la Cultura" donde ofrezco información quincenal sobre los eventos culturales más destacados de la ciudad. Ver mi Linkedin

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