La directora y dramaturga María Ruíz y la actriz Clara Sanchís presentan Una habitación propia, de Virginia Wolf. La obra, que ha dado la vuelta a España, aterriza en la Sala Beckett hoy miércoles 3 de marzo. La obra, que se representará hasta el 21 de marzo, da vida al pensamiento literario de la escritora británica. Este espectáculo aterriza en Barcelona después de haber tenido una muy buena acogida en los teatros madrileños y del resto de España.
Índice
ToggleArgumento de Una habitación propia en la Sala Beckett
La obra versa sobre una escritora que da una conferencia ante un grupo de jóvenes estudiantes en el año 1928. En sus palabras relata que, para dedicarse a la literatura, una mujer debe disponer de dinero y de una habitación propia. Este monólogo pretende dar voz al movimiento feminista, con claves de humor propias de Virginia Wolf.
Una habitación propia está basada en un seguido de conferencias que la escritora británica llevo a cabo en colegios femeninos de Cambridge sobre literatura y mujeres. El espectáculo de María Ruíz y Clara Sanchís rescata las ideas inteligentes y revolucionarias de la actriz y aterriza en el mejor momento: aquel en el que personas de todo el mundo luchan, con más fuerza que nunca, por conseguir la igualdad entre hombres y mujeres.
Cuánto hemos avanzado y cuánto nos queda por avanzar.
Una adaptación de María Ruíz
María Ruíz ha convertido esta conferencia en un monólogo, donde la actriz Clara Sanchís conecta fuertemente con los espectadores. Esa mirada de complicidad, con la que Virgina Wolf pretende conectar a todas las mujeres, con nuestras antepasadas que tanto han vivido y soportado.
La idea surge de una visión de Clara Sanchís, en la que una mañana recuerda lo impresionada que quedó tras leer esta obra. Rápidamente, María y Clara unieron fuerzas para sacar adelante este proyecto, convirtiéndose Sanchís en productora improvisada. Este hecho se dio por la imposibilidad de encontrar una productora que quisiese participar en este proyecto.
Para María Ruíz, fue un trabajo sumamente complejo el suprimir capítulos. Pero su trabajo de orfebrería posibilitó la elección de los más relevantes con los que construir un hilo conductor. El texto de la obra es sumamente fidedigno al texto original gracias a la profesionalidad de la dramaturga.
No hay ni una palabra que no sea de Virginia Wolf y se respetan las frases infinitas propias de la autora. El objetivo de la dramaturga es mimetizar cada idea de Wolf, haciéndolas llegar al espectador tal cual las transmitió en 1929.
Así pues, el estreno de esta obra trata de reivindicar las obras de las dramaturgas y directoras, poniendo de manifiesto la importancia de que las mujeres podamos abrirnos nuestro hueco en el mundo de la cultura teatral.
Virginia Wolf en el escenario
Clara Sanchís se mimetiza con el personaje de Virginia Wolf expresando plenamente su pensamiento. Este hecho comprende una interpretación sublime, ya que el espectador intuye que se trata de una mimesis con la escritora británica.
Esta asociación no corresponde a una intención de la dramaturga, sino a una asociación de los espectadores. A lo largo de las funciones, Clara Sanchís ha manifestado que no pretende ser Wolf, pero que no es difícil que esto se confunda.
Puede ser que la avellana de cada uno sea su pensamiento, si interpretas ese pensamiento, puedes convertirte en Virginia Wolf