Nota: 5 sobre 10
La Taverna dels Bufons, representada en Teatro Romea de Barcelona es una obra dirigida por Martí Torras Mayneris y escrita junto a Denise Duncan.
Con ella han querido dedicarle un homenaje a dos personajes históricos olvidados y muchas veces maltratados por el mismo Shakespeare, sus actores los clown William Kemp y Robert Armin. Para ello han contado con las actuaciones de dos actores catalanes muy queridos: Joan Pera y Carles Canut.
El texto se escribió pensando en ellos y matizando sus personalidades en el papel. Como bufones nos han parecido tiernos, el público que ha estado cerca podría apreciar mejor sus caras y gestos. Al ocurrente Shakespeare lo encarna el actor Dafnis Balduz, que realmente nos ha impresionado con su interpretación, diría que fue para mí lo mejor de la obra, su voz y dicción, sus caras, simplemente genial.
En la preciosa escenografía creada por Sarah Bernardy y Martí Torras Mayneris, ese limbo está muy bellamente recreado
El argumento o historia comienza en una especie de Limbo para músicos y comediantes, donde las almas de los dos bufones se enteran de que William Shakespeare ha muerto y confían en que vendrá a buscarlos y los salvará de ese tedio. Aparece un fantasma, el fantasma de Tarltón (que fue un clown mentor de los anteriores y el favorito de la reina de Inglaterra) y éste les comunica que William Shakespeare acaba de morir, llegará al día siguiente, y ellos deberán demostrarle su valía como cómicos.
En la preciosa escenografía creada por Sarah Bernardy y Martí Torras Mayneris, ese limbo está muy bellamente recreado como un embarcadero o puerto lleno de barriles y aparejos, donde podemos imaginarnos el mar bajo el manto de la noche y donde los personajes divagarán, discutirán y se perderán en su debate existencial como cómicos fantasmas.
La caracterización y ambientación de la obra están muy conseguidas y son un verdadero deleite visual con el colorido y medieval vestuario creado por Rosa Solé. Termina de crear el ambiente la bella música medieval en directo de Els Berros de la Cort, que se incorporan a la obra recorriendo la platea hasta el escenario en donde se instalarán. Este momento nos ha gustado mucho y la obra prometía, pero a medida que avanzaba lo cierto es que La Taverna dels Bufons pasó por nosotros sin pena y sin gloria.
Una puesta en escena cuidada, música en vivo, un maquillaje y vestuario impecables y unas interpretaciones fenomenales no han podido evitar en su conjunto, la decepción que sentimos frente a un texto que no nos provocó emoción ni risas suficientes. El cuidado de los detalles estuvo trabajado pero faltó la chispa necesaria para encender la satisfacción del público. Estábamos siguiendo un texto que pretende homenajear a los cómicos y de cómico ofrecía muy poco. Ternura y estilo clown se han llevado algunas risas, unas pocas y mayormente de los niños presentes, el público adulto (al menos en el día del estreno en que fuimos a verla) se mantuvo sin demasiada efusividad e incluso algunos se marcharon de la sala, antes de acabar la obra.
¿Qué ha pasado? Volvemos a pensar que los textos deberían probarse y evaluarse concienzudamente antes de subir al escenario de un teatro comercial. Porque el humor tiene la mala costumbre de usar en cada cual un idioma distinto. Sabemos que detonar ese humor dentro de la mayoría del público no es fácil, pero en ésta obra que trataba de dos bufones, se hacía indispensable y el texto ha fallado en ésta expectativa terriblemente.
La obra se nos hizo larga y el texto no estaba a la altura de todo el potencial actoral, los tres actores principales han estado maravillosos, la escenografía, música y vestuario fantásticos, pero el placer visual no alcanza si uno no logra mantener el buen ánimo e interés que solo es capaz de conseguir la trama. Nos quedamos algo insatisfechos y nos fuimos decepcionados, quizá esperábamos mucho más.