Características del teatro

Características del teatro

Las obras de teatro tienen una esencia fundamental, un alma colectiva y explícita que las diferencias de otras expresiones literarias ¿Te has preguntado alguna vez cuál es la diferencia entre una novela y una obra de teatro? ¿Cuáles son las particularidades que distinguen al teatro de otras expresiones? Aquí, en Espectáculos BCN, como ya sabes, somos fan del teatro, y hoy queremos ahondar más en las características del teatro.

Cuáles son las características del teatro

El teatro es arte, es literatura, es actuación, es diseño, es música. Es un arte que compila todas las artes. La esencia inclusiva y colectiva del teatro es una de las peculiaridades más destacadas y perdurables de este género. Una obra de teatro es la escenificación de un texto dramático (real o no), y según la época o el género tendrá sus propias singularidades. Por ejemplo, el teatro clásico es diametral opuesto al teatro isabelino, la tragedia es opuesta a la comedia.

Pero, el teatro como forma expresiva tal como lo conocemos hoy, tiene algunas singularidades. Veamos algunas de las características del teatro.

La cuarta pared

El teatro se basa en algunos principios básicos como la literatura. En general, los géneros ficcionales se fundamentan en la existencia de un pacto ficcional entre autor-lector. En el teatro, existen también convenciones tácitas entre autor-actor-audiencia como el de la cuarta pared.

La cuarta pared es el principio iniciático en el que el teatro se sustenta, pero entenderlo no es siempre fácil. Para entenderlo debemos pensar en la representación teatral, y debemos imaginarnos el escenario como una caja. La pared posterior de la caja es el fondo del escenario, donde colocamos el telón. Las dos paredes laterales sirven de entrada y salida para actores y otros elementos teatrales. La pared delantera, la que está frente al auditorio es inexistente realmente, pero en la representación teatral y para sus partícipes (actores y audiencia) existe un pacto, en el que todos imaginamos que la pared está allí. Los actores actúan como si no existiese el público, y la audiencia asume que lo que allí se representa sucede realmente. La audiencia como si de un vouyeur se tratase espía desde sus asientos un suceso verídico.

Esta convención tácita se ha extendido a cualquier tipo de representación visual. La televisión ficcional, el cine y el teatro comparten esta característica. Sin embargo, la cuarta pared no es infranqueable. Especialmente el teatro moderno, caracterizado por romper con lo tradicional, juega a romper este pacto para lograr efectos impactantes. La ruptura de la cuarta pared se puede lograr por diferentes medios. Por ejemplo, los actores pueden hablar directamente al público, hacerles preguntas, aclaraciones o guiños argumentales. Por otro lado, también es posible evidenciar los recursos extralingüísticos conscientemente dejado claro el artificio de la actuación.

Intencionalidad

Las obras de teatro se fundamentan, también, sobre la intencionalidad del texto. Esta “intención narrativa” determinará y caracterizará mucho de la obra escrita y la interpretación. El dramaturgo escribe la historia con un o unos propósitos en mente. Estos pueden ser meramente literarios, morales, funcionales o estéticos. Estas intenciones serán aprovechadas por el género teatral al que se adscriban y a partir de estas reflexiones surgirá el texto.

Estas elucubraciones deberán ser hechas igualmente por el director teatral, que deberá deshilvanar el texto para descubrir las intenciones y poder representarlas visualmente. Por último, los actores y actrices buscarán también descifrar y a veces reinterpretar la intención de su propio personaje. La escenificación transmitirá un mensaje al público que lo interpretará a su vez según sus propias experiencias, ideales o contexto. Por tanto, la intención en el teatro puede entenderse una cuestión colectiva.

El autor tiene el control de sus propósitos hasta el momento en el que la obra pasa a ser interpretada. Esta última afirmación es controvertida, pero, en la práctica es imposible determinar incuestionablemente las intenciones de autores tan distantes en el tiempo como Shakespeare. Podemos hacer miles de especulaciones sociales, contextuales o biográficas, pero indefectiblemente la intención de sus textos recaerá en la reinterpretación de directores, actores y espectadores.

En ese sentido, cada género teatral tradicionalmente tiene un propósito específico. Por ejemplo, la comedia, aunque funcionalmente deberá provocar la risa, entretener o recrear, hay un componente típico de crítica social que atraviesa el género. La tragedia, por otro lado, buscaba, en principio, la expiación y la conmiseración a través de la reflexión o la enseñanza moral.

Interdisciplinariedad

Las obras de teatro nacen a través de un elemento lingüístico, el texto. Pero, la evolución natural de la representación teatral necesariamente deberá involucrar otras disciplinas. El teatro no puede ser concebido sin la actuación, la música, las artes plásticas o el diseño, por ejemplo.

Esta interdisciplinariedad implica el uso de elementos físicos y extralingüísticos que darán forma a la representación. La intención narrativa se verá reforzada por estos elementos que podrán agregar información, sensaciones o simbolismo a la trama. La escenografía, la utilería, el vestuario o maquillaje cada una como una disciplina capaz de transmitir ideas y sentimientos, colaborarán a crear el ambiente general en un montaje.

Es innegable, por tanto, que el teatro, a diferencia de otras expresiones artísticas es una construcción colectiva. El correcto engranaje de la interdisciplinariedad en el teatro es fundamental para su éxito.  Y ese carácter interconectado de diversas expresiones artísticas en el teatro es la prueba irrefutable de la complejidad de su creación. Tanto desde el punto de vista literario como el del dramático, crear una obra de teatro requiere creatividad y talento. Pero, también, habilidades organizativas y estructura.

Texto dramático

El texto dramático no es como cualquier otro texto literario,  el texto pensado para teatro deberá estructurarse con formas y características muy especiales que permitan construir una representación dramática. Este tipo de texto se emplea también en otras artes visuales como la televisión el cine.

La obra dramática contiene además de los elementos tradicionales: personajes, acciones y tiempo, otras variables. En una obra dramática puedes encontrar, por ejemplo, acotaciones. Estas acotaciones informan sobre datos adicionales del tiempo, espacio o incluso gestualidad e intencionalidad de los personajes. Esta información será usada por el actor para desarrollar el personaje, o para que los elementos extralingüísticos refuercen la trama.

Otra de las particularidades del teatro es que el uso de narradores no es común. Por tanto, los diálogos, monólogos o escenas van hilando y dándole secuencialidad a la trama.

El texto dramático se divide, generalmente, en actos. Estos actos son unidades narrativas completas. Desarrollan una temática o un evento de principio a fin. Los actos cuentan con escenas, en las cuales se desarrollan acciones específicas.

Construcción colectiva

El texto narrativo o literario en pocas ocasiones puede considerarse una creación colectiva. Más allá de inspiración, corrección, acotaciones o colaboraciones puntuales, un cuento, novela o poema es un producto individual. En el teatro, por el contrario, aunque el texto pueda ser una creación individual, el montaje, que es lo que realmente convierte en teatro, es una construcción colectiva.

La definición de teatro implícitamente nos demuestra la esencia colectiva de la expresión. El teatro necesita ser representado, y para poder serlo necesita de las dos partes de la transmisión de un mensaje. Emisor y receptor. El teatro no tiene razón de ser si no hay una audiencia que reciba el mensaje. Pero tampoco podría existir sin alguien que la represente. Un libro seguirá siendo un libro, aunque nunca se lea. Pero una obra de teatro no es tal si no hay actores representándola o audiencia presenciándola.

Por otra parte, el teatro amerita un trabajo colectivo, no solo conceptualmente, sino un trabajo en equipo. El trabajo entre las tres partes del montaje es indispensable. Director, actores y equipo de producción deben mantenerse en una misma línea de pensamiento para hacer funcionar una obra de teatro.

Si quieres conocer más puedes visitar Breve historia del teatro o Los teatros más importantes del mundo.

Aimara Villanueva Soy editora y correctora desde hace más de 10 años, investigadora, redactora y una voraz lectora. Generadora de contenidos y Content manager desde hace 5 años. Soy egresada como Licenciada en Letras mención Políticas culturales de la Universidad Central de Venezuela, con diplomados y cursos en edición y ruta editorial. Finalista en festivales internacionales. (Margarita, 2011). Ver mi Linkedin

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