Nota: 6 de 10
Llega a la Sala Beckett del 26 de junio al 28 de julio, «Amor Mundi» de Victoria Szpunberg. Interpretada por Marta Angelat, Aina Calpe y Blanca Garcia-Lladó, esta obra pertenece al Festival del Grec de Barcelona y al marco de autora residente de la temporada 2018-2019 en la Sala Beckett.
Una obra que pretende hacernos reflexionar sobre cuestiones educativas, éticas y morales. A partir del personaje de Aurelia, una profesora que Victoria Szpunberg rescata de una de sus obras anteriormente presentadas en el Teatre Nacional de Catalunya, “Balena Blava”, esta obra es una invitación al debate y al planteamiento de varias preguntas.
Amor mundi: reflexiones poco profundizadas
Amor Mundi es una obra que contiene mucho dramatismo y requiere de unas interpretaciones brillantes que te hagan llegar el mensaje sin caer en exageraciones o melodramas demasiado poco creíbles. Por suerte, las actrices consiguen a la perfección el equilibrio entre drama y voces narradoras. A través de los diálogos y del propio monólogo consigo misma que tiene la profesora Aurelia, logramos entender lo que ha pasado a la vez que nos transmiten lo grave que es la situación.
La profesora ha sido expulsada del colegio por agredir a una alumna, una profesora ya mayor, que está perdiendo la vista y que ha dedicado toda su vida a la enseñanza. La situación da mucho pie a las reflexiones, sobretodo en el momento en que su sobrina la visita y mantienen una serie de diálogos sobre lo ocurrido. Sin embargo, me faltó algo en la forma de abordar el problema para que llegue a hacernos pensar.
La obra, en un inicio, no parece querer enfrentar la educación más tradicional con la más moderna, pero la sensación con la que salí fue otra, ya que el peso del papel de la profesora es mucho mayor en las reflexiones que, por ejemplo, las conversaciones que mantiene con su sobrina o con la profesora joven. Es decir, existiendo un personaje como es la profesora más joven, que representa otro tipo de enseñanza, tal vez me faltó un poco más de discurso por su parte, que nos hiciera comprender ese punto de vista y no tanto el de la profesora Aurelia, centrada en la educación más tradicional. Pienso que, al final las reflexiones se quedan bastante en la superficie y no logran traspasar esa capa complicada de emoción y pensamiento trabajando juntos.
Escenografía: todo un reto resuelto satisfactoriamente
El escenario para esta función era todo un reto, ya que tener que representar un aula y un salón de casa a la vez, requiere de bastante movimiento y cambio de objetos. Entre música y juego de luces, la escenografía iba cambiando en los momentos adecuados y me pareció que lograban transmitir muy bien la sensación de agobio de la profesora. También quedaba bastante claro, cuando estaba recordando lo ocurrido y cuando no, así como cuando se representaba un aula y cuando un salón.
El juego con los vídeos también aparece mucho durante la función. Tal vez, considero que el momento de los vídeos se hacia un poco largo y te alejaba un poco del hilo narrativo de la obra, pero no deja de ser una propuesta original y arriesgada con un resultado innovador.
La presencia de Hannah Arendt y su concepto de»Amor Mundi» durante la obra
¿Cómo podemos dejar algo bueno en el mundo? ¿Cómo sería posible cuidarnos unos a otros? El concepto de «Amor Mundi» que da nombre a la obra, nos plantea toda esta serie de preguntas y algunas más. Extraído del famoso libro de la filósofa Hannah Arendt: «La condición humana», este concepto pretende tomar un papel importante en la obra.
La profesora Aurelia, ya está perdiendo la vista, representando en cierta manera un simbolismo de la realidad que no quiere ver, de lo desconocido cuando se impone a la conocido, la nueva enseñanza mezclándose con la antigua. Y entre esta falta de aceptación hacia lo nuevo, se encuentra su amor por la educación y por querer hacer las cosas bien. Ha cometido un fallo, pero ella sigue queriendo a los niños, quiere seguir aportando algo bueno en el mundo.
A pesar de que considero que, como he dicho antes, no se profundiza del todo en las reflexiones y tampoco las que giran en torno a este concepto, me pareció muy buena idea utilizarlo en esta obra y hacernos una especie de guiño a todos, para que recordemos la necesidad de compartir y de cuidarnos. Aún así, el concepto se podría haber explotado mucho más, ya que pasa bastante desapercibido hasta prácticamente el final de la función.
Momentos de humor en Amor Mundi
Quisiera destacar también el papel de la profesora joven, que tal vez no consigue hacernos pensar pero sí reírnos un poco para mitigar el elevado dramatismo de la obra. Es inevitable que tanto a los más jóvenes como a los mayores se les escape una risa al escuchar algunos comentarios de este personaje, que no deja de ser ese toque moderno, actual y cómico de la función.
Una obra entretenida, que aunque para mi gusto, se haya quedado en la superficie sobre muchas temáticas y podría haber generado más debate, te hace pasar un buen rato.