Crítica de Melisa Coloiera
Nota: 8 sobre 10
Llega a Barcelona una nueva comedia basada en los famosos textos del escritor Arturo Pérez Reverte: «Patente de Corso – tratado ibérico del hijoputismo«. Quien está familiarizado con los textos del autor sabe que va a ser una mordaz crítica a la sociedad actual con lenguaje sin tapujos y de expresión irreverente.
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Se trata de una comedia en Barcelona que presenta a dos personajes muy peculiares: por un lado está Luciano, quien desea transformarse en un grandísimo Hijo de Puta, para tener éxito de una vez por todas en la vida. Luciano lo está pasando verdaderamente mal en el paro y sin oportunidades; cansado de como le van las cosas se ve motivado a comprarle una patente de Corso real a Mariano (el otro protagonista). Don Mariano está en posesión de una Patente de Corso auténtica firmada por la Corona y por la cual aquél que la ostentase, podría cometer toda clase de actos delictivos: malversar, saquear, robar, desfalcar, estafar, etc… saliendo indemne. Algo así como un permiso para ser un pirata a todas luces. Los dos personajes están excelentemente interpretados por los actores Alfonso Sánchez y Alberto López de la serie televisiva «Allí abajo».
Mariano le explica a Luciano que estar en posesión de la Patente de Corso no basta para convertirse en un verdadero Hijo de Puta, por lo que decide instruirle. La obra entonces se desarrollará en sus encuentros para éstas prácticas, dónde Mariano irá describiendo las distintas tipologías de hijos de puta que en la sociedad existen y por supuesto diferenciará lo que son los «joputas» muy diferentes de los «Hijos de Puta».
El argumento de esta obra de teatro de Barcelona se torna gracioso pero a la vez doloroso en la mente del público el darse cuenta que todos los ejemplos que enumerarán son reales como la vida misma, sin importar la época o el contexto, la historia está llena de ellos, infames carentes de piedad, están allí al acecho de los débiles y de las oportunidades. Con humor, veremos cómo Luciano va evolucionando en su aprendizaje y como al desenlace podrá decidir por sí mismo que camino tomar. Si salirse con la suya a toda costa y convertirse en un verdadero Hijo de Puta tal como desea o respetar cierto código de honor y moral interior que le haga hacer lo correcto aunque eso no le lleve a ganancias ni al éxito esperado.
Del espectáculo «Patente de Corso» nos ha encantado la interpretación de Alfonso Sánchez como Mariano, su halo de misterio y profunda voz y esos modales de malhechor de antaño pero con código de conducta. También muy buen uso de los sonidos ambientales durante la obra que invitan a imaginarse otros escenarios, ya que la puesta en escena es muy básica.
La comedia empieza intensa, captando toda la atención del público, hay pequeñas interacciones pero se hace quizás demasiado larga y sin tantas carcajadas. Es de un humor negro más suave y sarcástico de lo que esperábamos. Con una duración de dos horas y una interpretación esmerada, ésta comedia ácida, critica el comportamiento de los grupos de poder y éxito que en la sociedad prosperan. Acusa la infamia, la falta de ética, la pasividad y falta de honor.
En general esta comedia de Barcelona se nos hizo entretenida e interesante pero no es «tronchante», sino que invita a la reflexión. Un guión original y muy adecuado a los tiempos de crisis en que vivimos. Siembra en el espectador una profunda reflexión agridulce.