Crítica de Ester M González
Nota: 3 sobre 10
Teenage Dream es una obra de teatro de Barcelona que pretende transportarnos a la adolescencia, recreando un mundo onírico en el que se confunden sueño y realidad. Las relaciones entre padres e hijos adolescentes, se basan en una serie de pautas y costumbres, repetidas año tras año. La aparición de una estrella del pop, romperá por completo la monotonía que reina en la familia, sacando al exterior el caos y la violencia, que durante años se han ido gestando.
Aunque el planteamiento, es a priori sugerente, la ejecución de la obra, dista mucho de ser lo que se esperaba. Los diálogos son absurdos y repetitivos. Un narrador disfrazado de tigre, escudriña al público, mientras los otros dos actores, vuelven a repetir la misma escena una y otra vez. Para cuando hace aparición la estrella del pop, con una música estridente, a un volumen exagerado, la tensión argumental se ha roto. Esta imitación-playback, es la única parte salvable de toda la obra.
Teenage Dream más que un sueño adolescente, parece una pesadilla, desprovista de originalidad, y de escaso interés como experiencia creativa.